OO8 | COME HERE! III

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Sebastian Stan

Era una noche tranquila, preparaba la cena mientras James hacia un castillo con sus bloques a unos metros de mi

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Era una noche tranquila, preparaba la cena mientras James hacia un castillo con sus bloques a unos metros de mi.

Después de aquella huida en casa de Sebastian, nuestro trato cambió ligeramente. Ya no quería verlo cuando recogía a James, por lo que dejaba al pequeño en casa de Sebastian yo misma, y no me giraba a mirarlo, debía olvidarlo.

Esperaba que Sebastian notara mi indiferencia y dejara de insistir en hablar conmigo. Habia tomado la decisión de alejarme de él hasta que estuviera totalmente segura que mis sentimientos por el hayan desaparecido completamente.

-mami- me llamó mi hijo, hice un sonido con mi boca, indicándole que lo escuchaba -estas enojada con papá?- dejé de cortar el tomate y presté atención a las palabras de James.

No, no estaba enojada con Sebastian. Estaba dolida, dolida por su falta de importancia en cosas que significaban mucho. Dolida y frustrada porque la tarea de olvidarlo era casi imposible.

-no, amor. Porqué lo preguntas?- respondí, mirándolo.

-papi me pidió que te pregunte y lue..- cubrió su boca con ambas manos y me dirigió una mirada mezclada entre miedo y sorpresa -no debía decirte- reí ante la mueca de mi hijo y acaricié su cabello. 

-dile a papi que deje de meterte en el medio- le susurré en el oído.

-que quieres decir, ma?- preguntó, sin comprender mis palabras.

-tu solo dile eso- contesté, dejando un beso sobre su cabeza. No podía hablarle a Sebastian pero debía hacerle saber de alguna manera que ya no quería relacionarme con él.

__

-buenas noches, mami- dijo el niño, acostándose en su cama. Con una sonrisa enternecida, deje un beso sobre su frente, deseándole las buenas noches.

Me acerqué a la puerta de la habitación, pero cuando estaba apunto de salir un murmullo salió de entre los labios de James, llamando mi atención.

-mama, perdónalo- suspiré y salí del cuarto cabizbaja. Me encaminé a mi habitación, envuelta en mi bata al sentir el frío por la estación en la que nos encontrábamos.

Un ruido en el exterior me alertó. Me acerqué a la ventana junto a la puerta principal y noté que en el exterior no había nada extraño o sospechoso. Un golpe en la puerta me exalto, logrando que diera un pequeño salto. Tragué saliva, mirando fijamente la puerta, aterrada.

-Miley...- oí como me llamaba, una voz de alguien borracho. Y reconocería esa voz donde fuera. Abrí la puerta con rapidez, encontrándome a cierto rumano tirado en el suelo, frente a mi puerta.

-Sebastian, que haces aquí?- pregunté, al ver que el hombre ni siquiera podía ponerse en pie por cuenta propia, decidí darle una mano -estas borracho

-claro que no!- negó, y fijó su mirada en mi rostro. Sonrió embobado -que noche te ves esta bonita-

-y según tú no estas borracho...- susurré, ayudándolo a ponerse en pie. Una vez que logre parar al actor, me acerqué al sofá y lo dejé sobre él, mientras yo volvía a cerrar la puerta principal.

Volví a él minutos más tarde con un trapo con agua fría, para quitarle un poco la borrachera de encima. Se lo coloqué en la frente y Sebastian cerró los ojos ante el contacto con la tela húmeda.

Tomé una fuerte respiración mientras pensaba en que todo lo que había progresado en estas semanas se había ido a la mierda en un par de minutos.

-te preocupas por mi- susurró, sonriendo aún con los ojos cerrados.

-no me preocupas tu, me preocupa James que se despierte y te vea así- respondí -mierda, si James se levanta y te ve aquí, va a pensar cosas que no son- susurré, frustrada. Una mano se posó en mi pierna.

-no se puede luchar contra lo inevitable- susurró, dejando su cabeza sobre mi hombro. Me levanté bruscamente, logrando que el rumano caiga al perder el equilibrio.

-Sebastian, no actúes como si no estuviéramos divorciados- dije, enojada -debes superarlo. Lo único que nos une es James-

El hombre abrió los ojos y me observó con una mirada de dolor y arrepentimiento. Unas semanas atrás, lo hubiera recibido como si de Brad Pitt se tratase. Pero ahora, mi rencor gobernaba cada parte de mi cuerpo.

-ya no te importo...-dijo bajito, pero sin apartar la mirada de mis ojos.

Entendí que había sido un poco dura con mis palabras -no digas eso, Sebastian. Claro que me importas, eres el padre de mi hijo- no me esperé aquel abrazo por parte del castaño. Aquel abrazo que pareció quitar todo rastro de rencor de mi ser.

Se veía como un niño pequeño después de tener una pesadilla. Parecía estar angustiado y me transmitió aquel sentimiento de calidez que tanto extrañaba y anhelaba sentir otra vez.

-te extraño, Miley- su aliento entre vodka y menta  llegó a mi nariz -no quiero perderte-

-no me perderás, Seb- no servía de nada pelear con un borracho, porque todas las palabras que le diga ahora las olvidaría para mañana.

-lo estoy haciendo- susurró -ya ni siquiera quieres mirarme-

-no fue una buena semana- me excuse, intentando evadir el hecho de que estuve ignorándolo.

-ya no me ves con ese amor...ese amor que tenias en el altar- fue como si una estaca hubiera caído en mi pecho. Era mentira, lo miraba con el mismo amor y cariño que la primera vez, pero era buena disfrazando emociones y el rencor era un buen aliado en eso -yo te amo, Miley. Haría lo que fuera para que volvamos a ser los de antes- se incorporó, tomando asiento en el sofá y agarrando mis manos entre las suyas -y si me lo permites, puedo darte todo ese amor que vengo guardando en estos meses...juntos, podemos darle esa familia unida que tanto desea James-

Tragué saliva, reteniendo lágrimas de alegría -yo también te amo, pero creo que si vamos a volver a empezar, debemos hacerlo bien, y de forma lenta- Sebastian sonrió feliz y me atrajo en un abrazo fuerte, lleno de calidez.

-gracias, hermosa- besó mi cabello -prometo hacerlo bien, lo juro-

Reí feliz -procura no meter a James la próxima vez- el rumano me vio sorprendido.

-te lo dijo?- preguntó, reteniendo una risa.

-se le escapó la lengua- y no pude más. Me tiré a sus brazos, a besarlo lento y suave, nada comparado al beso de hacen unas semanas. Éste beso demostraba todo el amor que nos teníamos, y el sentimiento de felicidad me invadió.

Al fin tendría un final feliz, junto a las dos personas que más amo.

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Aquí está la tercer y última parte de esta historia. Recuerden que pueden hacerme sus pedidos al priv o por comentarios.
Bye

❝𝗢𝗡𝗘 𝗦𝗛𝗢𝗧𝗦❞  SEBASTIAN STANDonde viven las historias. Descúbrelo ahora