Y ᴇʟ ᴀᴍᴏʀ ғʟᴏʀᴇᴄɪó

𝑬𝑷𝑰𝑳𝑶𝑮𝑶. Jarro repleto

Jarro repleto. El amor es como las flores, siempre hacen que la gente sea mejor, más feliz y más útil; son el sol, la comida y la medicina para el alma. Pues las flores hablan silenciosamente de amor, con un lenguaje que comprende solo el corazón.

-Anónimo.

Por fin su trabajo en Londres había terminado y ahora se disponía a regresar a su hogar. El invierno había llegado poco antes de lo previsto, haciendo que tuviera que terminar antes sus obligaciones, las cuales lo habían mantenido muy ocupado al menos dos meses. El asistir a la Cámara de Aristócratas y trabajar en el museo, que por cierto, aún seguía teniendo más éxito. Para él era increíble el que su proyecto por fin se hubiera hecho realidad. A pesar de eso, se sentía agotado y harto, sobre todo incompleto cuando viajaba solo. Pero el cansancio y nostalgia ya no formaban parte de su vida por el momento, ahora solo le quedaba relajarse dentro del carruaje y esperar tranquilamente su llegada a casa para celebrar las fiestas navideñas.

Sin embargo, lo que menos tenía entonces, era paciencia. Félix estaba ansioso por ver a su familia de nuevo, después de haber estado lejos de ellos tanto tiempo. Ésta era su parte favorita de las obligaciones; cuando las finalizaba, era hora de volver. Para olvidarse un momento de la eterna espera, se dispuso a pensar en ellos, debido a que el viaje sería más lento a causa de la nieve en el camino. Le vendría bien algo en lo que distraerse.

Recordó que Allegra llegaba a Inglaterra para celebrar las navidades acompañada de su esposo Claude Lahiffe, un marqués de París, Francia; que también era el lugar donde vivían actualmente. Recapituló el momento en el cual ella sufrió la pérdida de Hammond, a consecuencia de otro combate por una mujer. La herida de su difunto esposo, fue tan grave que no sobrevivió. A pesar de que él no la amaba, en sus últimos días él le pidió perdón por todo lo que la había hecho pasar, y ella, como la mujer de buen corazón que era, le perdonó todo, pues no le guardaba ningún rencor. Después de eso, ella pasó por el periodo de luto por la muerte de su esposo durante seis meses, tal como lo dictaban las reglas de sociedad.

Posteriormente, convencida por Félix, diciéndole que ya era tiempo de que volviera a disfrutar de la vida y que no tenía que seguir sufriendo por la muerte de su fallecido esposo, Allegra se fue a un viaje a Francia. Y ahí su vida cambió para bien y para siempre.

Conoció en un baile al Marqués Claude Lahiffe, y desde que se vieron, quedaron enamorados desde entonces. Por supuesto, Claude la conquistó y la trató como la dama que era. Naturalmente, el joven le pidió matrimonio y ella aceptó encantada. Luego se lo presentó a Félix y a Bridgette, el joven Marqués también le pidió, oficialmente, la mano de su hermana en matrimonio. Él no dudó un instante en darles su bendición, pues a Claude se le notaba lo encantado que estaba por su hermana y sabía que por fin, Allegra tenía la felicidad que se merecía. Ahora la pareja esperaba feliz y emocionadamente un bebé.