Prólogo

1K 102 60
                                    

No sé en que momento me convertí en lo que juré destruir.

Supongo que en el momento en el que lo conocí a él.

El día en que su mirada se cruzó con la mía.

El día en el esos ojos azul zafiro se posaron en mí por primera vez, de una manera casi enloquecedora, destrozando todo a su paso.

Me dejó echa pedazos, derrumbada, rota de una manera que solamente él  podría reconstruir.

Destrozó mi mundo, rompió mi barrera y me arrebató aquello que creía que amaba. Cambió por completo mi vida, mi felicidad, mis ambiciones, todo.

Aún no entiendo como llegué a esta situación. A esta peligrosa y retorcida situación.

Dicen que no hay que acercarse al peligro, que no hay que no hay que tocar una rosa ardiente entre las llamas con espinas. Pero, ¿quién no se acerca a él cuando tiene unos ojos zafiro como el cielo y un nombre de ángel?

¿Quién no se enamora de un monstruo cuando luce una sonrisa perfecta?

Bueno, no creo que fuese el modo de describirla.

El caso es que no sé como explicar esto, como explicar lo que  pasó. Cómo me convertí en este monstruo.

Solo se me ocurre una manera: abrir mi corazón con la llave del dolor y liberarme de esta tortura infinita.



Así que volveré al principio.




Volveré a el día en que lo conocí.

Las tres caras de la Luna ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora