21. Tú y yo

179 21 4
                                    

16 de noviembre, 2018

Ángela se encogió en su chaqueta y miró a su alrededor, empezaba a hacer frío en la ciudad y si hubiera sido por ella se hubiera quedado al lado del radiador del salón toda la noche. Pero, aun así, salió de casa hecha un manojo de nervios y con su corazón un tanto alocado. La gente andaba un tanto acelerada, quizás por querer estar cuanto antes en casa. Las farolas de la ciudad estaban encendidas y la maravillosa ciudad se mostraba un tanto rara y extraña para ella.

Suspiró y bajó su vista al suelo. Estaba haciendo lo mejor, iba a hacer lo mejor que podía hacer y sentía con todo su corazón que debía hacer eso. A pesar de todo, su mente y su orgullo le gritaban que se fuera de ahí cuanto antes. Que era un error, que si no recordaba ese dolor que tuvo por mucho tiempo. Pero estaba cansada de sentirse más mal después, de sentir que había perdido otra oportunidad de traer de vuelta esos momentos donde existían solo ellos dos, nadie más. Apretó sus puños dentro de la chaqueta color beige, y juró que necesitaba sacar todo su rencor. Necesitaba sentirse libre, y dejar de recordar momentos que ya pasaron.

Porque quisiera o no, Corbyn iba a estar ahí ese año. Y otro. Y otro.

Y él nunca pasaría desapercibido por los ojos de ella. Porque un día fue su luz, su soporte, y algunas veces...su vida.

Él la apoyó y la quiso cuando nadie más lo hizo. Corbyn le demostró todo el cariño que necesitaba recibir y le regalo mil y una palabras reconfortantes cuando lo único que quería era llorar.

Como en ese instante.

Porque había tantos recuerdos, tantas sonrisas guardadas, grabadas en su memoria como si fuera una tortura constante no permitirse volverlas a ver de cerca. Había tantas palabras, tantas promesas al aire que Corbyn las grabó en piedra y tantos momentos que serán inolvidables para ella. Y es que, en verdad, nunca los quiso borrar de su memoria. Porque era la señal definitiva de que él si le ayudó después de todo, porque en su corazón desea que aquel día solo hubiera sido un sueño y que su amistad solo hubiera tenido un parón temporal.

Sacó una mano de sus calentitos bolsillos para limpiarse una lagrima rebelde que caía por su mejilla. No. Debía de ser fuerte. Siempre lo había sido. Siempre se había contenido.

-Ángela – Levantó la vista y ahí estaba, mirándola con seriedad. Sin embargo, al ver su rostro el suyo cambió a uno preocupado. – Ángela, ¿Qué te pasa?

Se acercó a ella con cautela y ella sintió un sentimiento demasiado extraño. Estaba en el lugar donde se acordaron ver y no se había dado cuenta, por eso siguió caminando hasta que Corbyn la llamó. Se sentía estúpida. Y no solo por eso.

Tener al rubio allí, en frente de ella, viendo como su pelo se movía un poco por el aire, sus ojos azules examinándola con preocupación y sus labios fruncidos solo le hicieron sentir peor. Sintió un nudo en la garganta y las palabras se atascaron en mitad de camino. Las lágrimas empezaron a salir.

Ángela se acercó a él y rodeó con sus brazos el cuello del rubio. Apoyó su rostro en la curvatura de su cuello y empezó a sollozar como si no hubieran pasado los años. El cuerpo de Corbyn, el cual estaba tenso anteriormente, se relajó y sus brazos la rodearon y la apegaron más a él. El calor que emanaba Corbyn era cálido y lleno de nostalgia.

¿Cuántas veces habían estado en esa situación? ¿Cuántas veces ella y él habían acabado abrazados mientras la morena lloraba? Muchas, seguramente. Demasiadas, quizás. Pero él siempre estaba ahí, junto a ella, sin decir nada y apretándola, como si así la liberase de lo que la atormentaba. Ángela se apegó más a él y lloró más. ¿Por qué siempre fue así de bueno con ella?

-Ey... - a Corbyn no le dio tiempo a terminar la frase.

-No hables, no digas nada por favor – dijo con un hilo de voz. – Perdón por todo...perdón por no ser tan cariñosa, el rencor me ciega, tú lo sabes. Sabes todo lo que he pasado, sabes todo lo que he vivido. Tenía miedo a que solo te rieses de mí, a que solo fuere otro juego. Tenía miedo a que hicieses lo mismo, a quedar humillada. Tenía miedo de volver a sufrir.

Él la apartó de ella, pero ella puso resistencia.

-Ángela, déjame mirarte – ella volvió a abrazarlo a pesar de que Corbyn se alejaba. – Ángela, por favor.

- Siempre serás mi mejor amigo, la persona que estuvo ahí junto a mí en todos los momentos malos. Necesito decirte todo esto porque ya no quiero huir, porque quiero volver a empezar de nuevo, pero me cuesta. Me cuesta. – él se deshizo de su abrazo, sintiendo el frio calar entre ellos dos. La morena se sentía vulnerable, indefensa. No era la primera vez que se sentía así. Todo parecía un deja vú que le dejaba con un vacío por dentro.

Los ojos de Corbyn estaban un poco rojos, y no se dio cuenta hasta que lo vio más de cerca que él estaba también a punto de llorar. Una alarma se activó en ella y se acercó a mirarle. Sin embargo, paró al ver como sus frías manos acunaban su rostro. Él se acercó lo suficiente para quedar cara a cara y sonrió con tristeza.

-Siento haberte hecho tanto daño – le empezó a retirar todas las lágrimas poco a poco, y ella sintió como todo su cuerpo se congeló y no por el frio de afuera. El rubio se tomaba su tiempo para aquella tarea y ella solo podía mirar como él sonreía a pesar de estar al borde de las lágrimas. – Nunca fue mi intención, nunca quise aquello...

-Solo quiero olvidar – dijo ella – quiero olvidar ese día y actuar como si nunca hubiese pasado. ¿Puede ser eso posible?

Corbyn le sostuvo la mirada, iba en serio. Él la abrazó de nuevo, tomándola por sorpresa. Se apoyó en su cuello y sollozó, Ángela no sabía qué hacer. Acarició su pelo a pesar de sentir como una corriente eléctrica se apoderaba de ella. Se sentía bien, a pesar de lo triste que podía parecer eso. Él empezó a llorar con ímpetu y ella no pudo contener más las lágrimas.

Y ahí estaban, como en los viejos tiempos, atados el uno al otro. Abrazándose como si no hubiera pasado nada, pero llorando por el tiempo que perdieron. Llorando por algo que nunca se deseó que pasara y sintiendo como el mundo (o la tapadera que tenían) se caía poco a poco, mostrando de nuevo su origen.

-Nunca, nunca te volveré a hacer daño – susurró contra su piel y ella solo cerró los ojos abrazándolo con más fuerza. – Porque siempre estaré para ti. Tú y yo. Y juro que no volveré a dejarte sola. Nunca más. 

Volviiiiiiiiiiiiiiii

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Volviiiiiiiiiiiiiiii

¿Cómo están? Espero que muy bien

Sé que este capítulo es muy cortito pero intentaré a finales de mes empezar otra vez a escribir...

Muchas gracias por leer y si te ha gustado vota y deja en los comentarios que te ha parecido💜

Os quiero mucho

Butterfly💓

Silence {Corbyn Besson}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora