34 Feliz Navidad

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20 de diciembre, 2018

Vacaciones de Navidad.

Qué ilusión.

A todo el mundo le encanta, porque por fin pueden descansar de estudiar, de trabajar y pueden pasar el tiempo libre con su familia, amigos, seres queridos en general. También hay regalos, fiesta, alcohol y, por si fuera poco, alegría. Pero había dos personas que odiaban las navidades.

Lisa y Ángela.

Y es que... sus familias eran especiales.

Lisa amaba a su familia, solo que... bueno, no siempre se tomaban a buenas sus comportamientos de adolescente o casi adulta y mucho menos la libertad que eso requería. Lisa quería ser libre, amar, saborear de la vida en todos los aspectos posibles. Poder llegar a casa a las horas que quisiera (y no necesariamente por estar con un chico, beber o ir de fiesta) y tomar las decisiones que quiera. Nada más eso le haría una chica completamente feliz y satisfecha con su existencia.

Y después estaba Ángela.

Su relación con su familia no era del todo buena, había que admitirlo. Una adolescente en su etapa cumbre siendo rechazada por su familia no era de lo mejor para su autoestima. Ángela era una chica inteligente, simpática, amable... pero tenía un gran carácter, heredado de sus padres. Y eso significaba que cada dos por tres hubiese una pelea, y de las gordas. Era intentar demostrar quién era el mejor, quien quedaba por encima del otro. Un ciclo vicioso que terminaba dañando los sentimientos y la estima de la menor de la familia.

Corbyn lo sabía de primera mano, sabía lo que ocurría en su casa y por lo tanto sabía el dolor que pudo llegar a sentir Ángela en esos duros años, cuando sus pensamientos y sus ganas por demostrar que era alguien en esta vida se veían interrumpidas por unos padres que, además de estrictos, no valoraban del todo a su hija.

Las vacaciones de navidad significaban volver a casa, a ver a los suyos. Y no todos querían volver a vivir con su familia. Aunque fueran unas semanas.

-Mis padres me van a recoger en nada, me dicen que están llegando. – Dijo Ana al aire, tecleando en su teléfono móvil, haciendo un sonido propio de un video ASMR debido a sus largas uñas. Su rostro, lleno de felicidad y tranquilidad, era una de las cosas que envidiaba Ángela. Ella se llevaba bien con su familia, sobre todo con su madre. Eran como la relación perfecta de madre e hija que todo el mundo querría: se van de compras juntas, hacen planes juntas y se lo cuentan todo. La madre de Ana era como una mejor amiga para ella. Y una amiga para las demás, porque era una madre súper enrollada.

- Jo, te vas muy pronto. – Contestó Sofía viendo como la castaña sacaba su pequeña maleta al pasillo. Su largo pelo estaba recogido en un moño improvisado y su ropa era la más cómoda posible. Sofía estaba en el sofá, viendo junto a la morena cómo su amiga se iba. – Mis padres me recogen en unos días...

-Ya nos veremos en el pueblo, chicas. – Abrazó a cada una con entusiasmo y abrió la puerta del piso. – No tardéis.

Canturreó antes de irse completamente, cerrando la puerta. Lisa no estaba en ese momento, ya que había ido a la biblioteca a devolver un libro, y Sofía ya mismo se iba con Daniel a una cita. Aunque no le había dicho nada la rubia.

¿Cómo lo sabía? Pues por sus mejillas sonrosadas y su risa tonta.

-Daniel me ha invitado a ir a un escape room, los dos solos. – Ángela levantó las cejas, fingiendo sorpresa. Aunque en verdad, si estaba un poco sorprendida. No todos los días te invitaban a jugar un escape room. Algo fuera de lo normal venía muy bien. - ¿No te importa si hoy quedo con él?

Silence {Corbyn Besson}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora