Capitulo 6: Navegando entre miedos

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Nathaniel Archer

No había momento en el que no sintiera que la lastimaba. No quería seguir mirándola y sentir ese rencor señalandome una y otra vez. Estaba dispuesto a irme pero ella me detuvo exigiendo algo que no tenía idea de cómo conceder.

— Antes de que te vayas..., necesito saber cosas, necesito poder cerrar este capítulo en mi vida y solo hablando por última vez podré lograrlo.

— ¿Qué deseas saber?

Ver lágrimas en sus ojos me hacía sentir como el hombre más miserable del mundo. Verla sufrir era, era algo que me desplomaba por dentro y nada de lo que yo dijera podría calmarla.

— ¿Alguna vez signifique algo para ti? ¿Algo más que una simple transacción?

Mirando hacia el lago que allí yacía, el enfrentamiento en mi interior comenzaba a crearse y yo no tenía idea de como controlarlo. Muchas veces no entendía lo que sentía ni mis emociones. Vivía la mayoría del tiempo sin saber cómo reaccionar. La mayoría de las veces no sabía qué responder, ni que pensar.

— Lo significas todo para mi Catalaia. Pero..., quizá no puedo dar lo que nunca recibí. No se como hacerlo, yo..., no sé amar sin lastimar. Me da miedo hacerlo porque siempre termina mal de una forma u otra desde que tengo uso de razón.

— ¿Y por eso preferiste huir? ¿Preferiste pensar por mi? No eres nadie para hacerlo, yo decido donde me quedo y donde no. Te metiste en mi ser de una forma de la que ahora no puedo sacarte y tu..., ¿tu solo tienes como subterfugio que no sabes amar? Yo tampoco sabia hacerlo, aprendí contigo. Estuve dispuesta a todo, ¡y tu solo te fuiste! Dame una sola razón, una sola para justificarlo.

Seguir ocultando la verdad sería como seguir ocultando el sol con un dedo. Secando las lagrimas que corrian por mis mejillas decidí contarle.

— No pretendía irme, aunque estuviésemos separados iba a quedarme en Londres. Quería ver crecer a mi hija y ver que de algo como yo podría salir algo mejor. Odette se enteró de tu embarazo y fue a verme un día después de haber escuchado aquellas cintas. Catalaia, tenia que alejarme de ti para que ella no te lastimara. No sabes cuánto me costó irme, dejarlas a las dos. Pase el peor año en Dinamarca. Pero aun asi tenia el consuelo de que la vería en algún momento. Luego me entere que habia muerto y yo, yo me quise morir con ella.

— Nunca llamaste, nunca escribiste. Nos olvidaste.

— No quería seguir interfiriendo en tu vida, tienes derecho a sanar y seguir hacia delante.
Me senté en una banca y solo el cielo sabía cuánto me dolía saber que aquella era nuestra última conversación.

— Como siempre, pensando por mi. No tienes idea de lo que quiero ni de lo que necesito.

Asentí con la cabeza

— Creo que tienes razón. No tengo idea de como hacer feliz a alguien. Catalaia, antes de ti que nunca conoceria el amor. Pero desde que llegaste a mi vida, supe lo que era despertar cada mañana pensando en como hacer para verte sonreir. Disculpame por no haber sabido hacerlo.

Ella se acercó y sentándose a mi lado miro mis manos y seria respondió.

— Si tanto dices amarme, ¿porque intentaste atentar contra tu vida? Me habías prometido no volver hacerlo.

Habían tantas respuestas para esa pregunta pero todas tenían el mismo desenlace. No sabía cómo explicarle que no tenía muchas ganas de seguir viviendo. Si lo hacía era porque con ella tenía un motivo. No era precisamente la muerte lo que buscaba, solo quería descansar de tanto luchar contra la corriente. Había conocido la felicidad junto a ella y luego la había perdido nuevamente. No me quedaba mucho por lo cual seguir luchando.

Después de Tí Donde viven las historias. Descúbrelo ahora