Nathaniel Archer
Aún era difícil acercarme a Catalaia aunque ya había algo de avance. Al menos había aceptado quedarse en casa e ir a ese lugar que sabía que de alguna manera le ayudaría. Tenía tantas cosas en mente que no tenía forma de concentrarme en una sola. Intenté dedicar unas horas en la mañana a la empresa pero la verdad es que no podía si quería mantener la atención a una cosa en específico mucho tiempo. No solo era Catalaia, también era Margaret. Cada vez estaba más distante y no tenía idea de cómo hacer para que se alejara de Jake de una buena vez. Rogando que esta vez no estuviera a la defensiva, caminé hasta su oficina y por suerte había llegado temprano ese día a presidencia. A pesar de que trabajaba concentrada se le veía la tristeza a leguas.
— Hola, ¿Puedo pasar?
Asintiendo con la cabeza respondió
— Si claro, ¿Sucede algo? Ya tengo listas las propuestas para la próxima junta.
Sentándome frente a ella la miré detenidamente. Me sentía culpable de quién era ella, me sentía culpable de sus traumas, de su relación abusiva, aunque ella buscaba la manera de justificarme, yo le había echado la vida a perder hace años. Y esa era una de las cargas más pesadas que llevaba tras mi espalda.
— ¿Por qué me miras así?
— Eres hermosa, inteligente, carismática, talentosa..., si sigo no acabaría. No sé cómo desperdicias todo eso, tú vida al lado de un hombre como Jake.
Rápidamente su rostro se tensó por completo. Carraspeando respondió algo mosqueada.
— Ya hemos hablado de ese tema y no tiene caso que sigas insistiendo.
— No, no lo hemos hablado.
Me levanté de la silla y agarrando un pañuelo, lo humedecí con en el baño de su oficina y acercándome a ella lo pase suavemente por su rostro limpiando las toneladas de maquillaje que tenía que usar a diario para esconder los moretones y golpes que recibía por parte de Jake. Me dolía verla así porque verla a ella era como ver a mi madre y revivir cosas que no quería siquiera mencionar.
— ¿Por qué permites esto?
— No te metas por favor. Estoy bien, ha sido solo una diferencia y ya el no lo volverá hacer.
— Margaret eres más inteligente que esto.
— Es mi esposo Nathaniel. Es el padre de Daliah, y..., no creo que haya muchas opciones de hombres.
— Las hay Margaret.
Negó con la cabeza intentando retener las lágrimas.
— No..., una vez se dan cuenta que soy, que soy como soy se van. Y está bien, es decir nadie tiene porque querer alguien que no tiene sexo.
— Es ridículo lo que dices, Jake te abusa a cada rato, te has hecho adicta a antidepresivos por culpa de él. Es que..., no comprendo porque sigues ahí.
— Tal vez por la misma razón por la que tú seguías con Odette. Nathaniel te agradezco que te preocupes por mi pero de verdad estoy bien, sé manejar a Jake.
Apretando los dientes la miré y no podía simplemente aceptar lo que ella quería, seguir ahí aguantando golpes de un imbécil que no servía para nada. Ella era la persona que más quería en el mundo, no dejaría que siguiera recibiendo golpes por más que ella dijera que estaba bien.
— Sabes, se porque soportas esto y en gran parte es mi culpa.
— ¿De qué hablas?
— Sabes de qué hablo, aunque finjamos que nada pasó, pasó y...
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Después de Tí
Любовные романыTras pasar un año donde sus vidas aparentemente habían tomado rumbos distintos, Catalaia había logrado alcanzar un reconocimiento internacional como bailarina logrando luego convertirse en productora de grandes producciones. Ante todos aparentaba es...