Capitulo 49: En algun lugar en Santorini

4.4K 524 31
                                    

Catalaia Winchester

La sangre corría rápido por mis venas. Sentía el paseo de una roca por mi pecho y no sabía cómo contener tantas emociones juntas. Lo miraba y aún no podía creer que estuviéramos allí. Él era todo lo que mi corazón necesitaba para ser feliz. Me puso el anillo en mi anular y una lágrima cayó de mis ojos llena de felicidad. Sonriendo rogué no tartamudear y mirándolo a los ojos le puse el anillo diciendo.

— Yo, Catalaia, te quiero a ti, Nathaniel, como esposo y me entrego a ti, prometo serte fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y la enfermedad, todos los días de mi vida. Prometo reír y también llorar a tu lado, prometo entregar cada parte de mi ser a amarte, hoy y siempre. Prometo llevarte en mis pensamientos cada día, a cada momento. Tienes y tendrás todo de mi, hoy, y siempre.

El sacerdote nos había declarado marido y mujer, jamás había deseado besarlo tanto como en aquel momento. Me aferré a sus labios y sintiendo la calidez en ellos cientos de aplausos se escucharon y el atardecer hermoso que hacía en aquel momento era el toque perfecto para aquella ocasión. Es que aún no podía creer que hubiera sido tan fácil cumplir nuestro sueño, de estar casados, de que Odette no haya ganado, simplemente era feliz, inmensamente feliz. Siempre quise casarme así, en un bosque en medio de la naturaleza y la paz que traía el lugar era inefable. El banquete había quedado digno de la realeza desde vajilla mandada a hacer personalizas, los centros de mesas con bonsais y el toque negro en las servilletas y cubiertos contrastando el blanco había quedado espectacular. Todo había quedado jodidamente perfecto. Pero lo que más hermoso había quedado era el pastel de bodas. Teniendo mi misma altura, en color blanco con ramas negras con rosas rojas saliendo de la base recorriendo todo el pastel hasta el último nivel. Estaba tan hermoso que era una pena partirlo. Desde el pastel hasta la tiara que llevaba en mi cabeza había sido tan perfectamente detallado que creo que ese sueño de niña de casarme como una princesa se había cumplido. En medio de todas las mesas con sus respectivos invitados, había una enorme plataforma para bailar y más que bailar yo quería lanzar el ramo y que le tocara a Margaret. Por mis ovarios que la casaba con Louis si o si. Todo era hermoso pero también algo melancólico. No tuve un padre con quien bailar el vals, mucho menos un hermano. Mucho menos una madre que me ayudara con el vestido de novia. Aun así sonreía e intentaba que el tema de mi familia no me afectara. Nathaniel y yo nos sentamos en nuestra mesa y yo no dejaba de mirar el anillo como tonta.

— ¿Qué tanto le mira a ese anillo, señora Archer?

— Es que no me lo creo. Ver esa gente festejando con nosotros, el banquete..., las luces colgantes, lo hermoso de la decoración, tu..., yo. Jamás pensé que llegaría a pasar. Hasta el pastel está de ensueño.

— ¿Sabes de que tengo ganas? De que acabe esta fiesta, y que empiece la nuestra. Lo único que necesito es una cama y estar entre tus piernas.

Aun después de tanto tiempo lograba hacerme sonrojar. La comida estaba exquisita y la champaña era de la mejor clase. Buscaba a Louis con la mirada y no se me hizo difícil encontrarlo intentado hablar con Margaret pero esta solo intentaba evitarlo. Mirando a Nathaniel con dulzura comenté.

— Vengo en cinco segundos amor

Me levanté de la silla y cargando como con diez kilos de traje de novia me acerqué a Margaret buscando la manera de que de alguna forma intentara dejar fluir lo que sentía.

— ¿Por qué lo rechazas así? Es obvio que estás muerta por el.

— Cata, hay cosas que no entenderías. Estamos bien separados. Tengo a Daliah conmigo y no voy a arriesgar eso por nada. Jake está a punto de quitármela legalmente y puede usar a Louis como pretexto ante un juez. — Agarrandome de las manos sonrió tenue — Hoy es tu día, no te preocupes por mi ni por nadie. Disfruta este momento junto a mi hermano. Ya luego veremos que sucede con lo demás.

Después de Tí Donde viven las historias. Descúbrelo ahora