Hult Sullivan
No sé qué hacer. Me levanto todas las noches sin poder dormir, con insomnio. Puedo seguir despierto hasta la noche siguiente y eso no es nada. Perdí la cuenta de cuántas cajas de cigarro me fumé en dos horas solo viendo hacia el techo. Me consumo a mí mismo. Y no sé cómo detenerme. Le prometí a ella que seguiría mis pensamientos junto lo que siento, sin importar qué o las consecuencias. Sin dudar que hay muchas consecuencias. Ella me dijo que en algún momento tendría que decirle la verdad, pero sin ella en este mundo ya no sé si eso sea lo correcto. Jenna ya no está aquí para decirme qué hacer o cómo debo enfrentarlo. Esto sigue siendo desconocido para mí.
Todo esto era una mala idea, no puedo dejar quien soy de un día para otro. Si sigo con esto, Evan seguirá atacándome en cosas que me afecten hasta poder llegar a mi completamente. Debí suponer que llegaría a este punto hace diecisiete años, pero no me detuve. Lo seguí, y seguí. Pensé que se me pasaría a medida que el tiempo transcurriera, pero fue todo lo contrario.
Su olor seguía impregnado en mis almohadas. Me gusta lo feliz que soy cuando estoy con ella, pero también temo como me deja de importar todo. No quería lastimarla, siguiendo mi vida de antes. Pero una parte de mi quería seguir con esa parte que creaba un escudo para olvidarla. Entre esos escudos estaba Camille, si no se hubiera encariñado de mí, esto no fuese tan difícil. Me encontraba afuera de su casa, esperándola en el auto. No sé si a Gwen le molestará esto, pero al final de cuentas Camille era mi única amiga y tenía que aclararle las cosas.
—Disculpa por tardar, no encontraba mi celular —dijo Camille. Dejó su bolso en el asiento para luego subirse y cerrar la puerta.
—Apuesto que lo buscaste por todas partes y lo llevabas en la mano— levanté una ceja mientras reía. Ella ladeó una mueca y asintió levemente.
Se llevó las manos a la cabeza—Tengo muchas cosas en mente.
—¿Otra vez peleaste con tu padre?— indagué. Prendí el motor y arranqué.
—Anoche volvió a ponerse violento con Rachel —respondió con voz quebrada. Camille tenía muchos problemas en su casa, su padre era violento a veces con ella y sus hermanos. Rachel es la mayor, y con ella la pagaba más que con Camille y su hermano menor, Jammie.
—Deberías mandarlo al carajo Camille. No pueden seguir soportando sus abusos — bufé—Te dije que los podía ayudar.
—Pero es mi padre, no puedo dejarlo solo.
—¿Y seguir aguantando sus abusos? Tu hermana y tú son mujeres que deben formar su vida. Además, no es bueno que Jammie siga viendo esas cosas —la miré. Sus ojos se cristalizaron. Cuando el papá y la mamá de Camille se separaron, su mamá se fue a vivir a Nashville, pero los tres decidieron quedarse porque no querían abandonar su vida aquí.
—Te dije que no aceptaré que pagues el gasto de tres personas. ¡Comprar un departamento es mucho dinero! ¿Cómo te lo pagaré?— enarcó las cejas en contra de lo que le propuse.
—Un departamento que será sólo de ustedes. Te dije que no sería problema y no tendrás que pagarme nada. Es un gran avance para sus vidas— expliqué—Podrán visitar a su padre y él visitarlos a ustedes, estarán juntos igual.
—No lo sé, yo... Me has ayudado mucho Sully, a mis hermanos y a mí. Creo que fue suficiente con lo de Jammie—suspiró. Abrió su bolso y de el sacó otro bolso más pequeño de maquillajes.
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Ángel 234(I&II)
RomanceUn caos apocalíptico, podría ser su definición. Eso era él. Cómo quizá podría ser un torbellino lleno de colores. Un desorden antinatural perfecto, lleno de oscuridad y desastres. Cada persona que cruza por nuestra vida hace un impacto. Y Hult Sulli...