Gwen Trainor.
Bailey y yo caminábamos por todo el alrededor del campus. Literalmente le dábamos vuelta mientras charlábamos. El cielo tornado de gris, muy pronto comenzarían las lluvias y el constante clima frío. Mis estados de ánimo dependían del tiempo. Si hacia un clima soleado, podía estar feliz todo el día. Pero con el tiempo gris, solo me provocaba estar todo el día en cama, deprimida sin alguna razón. Lo sé, es extraño.
—Cuéntame de ti chica batido. Nos conocemos desde hace una semana y aún no sé nada de ti —pidió el pelirrojo. Quien había dado la vuelta y ahora caminaba de retroceso para poder mirarme de frente.
—Si sigues haciendo eso, te vas a caer y será muy gracioso —reí. El chico hizo una mueca de lado.
—Serás mis ojos —anunció. Ahora en vez de caminar, comenzó a trotar en reserva. Coloqué mis manos encima de mi cabeza al ver la locura del pelirrojo. Trotaba en reversa y con los ojos cerrados.
—¡No hagas eso!—reclamé. Me encontraba trotando yo también para poderlo alcanzar.
—¿Izquierda o derecha? —indagó mientras lo seguía haciendo.
—¡¿Qué?! —pregunté en un grito, siguiéndole el paso.
—Debes decirme si ladear a la izquierda o a la derecha—gritó de vuelta. Miré por detrás de él y una roca menos de sesenta centímetros estaba en medio de su camino.
—¡Izquierda! ¡Izquierda! ¡Definitivamente izquierda! —volví a gritar. Bailey enseguida cambió de canal, y pude volver a respirar cuando esquivó la roca.
—¿Izquierda o derecha? —inquirió nuevamente. En su camino ahora venían un par de chicas muy sumergidas en sus celulares, sin percatarse que un chico pelirrojo trotaba de espalda a su dirección.
—¡Derecha! —grité. Solo por unos centímetros Bailey evitó chocarlas.
Pues esta absurda locura me estaba agotando. Bailey trota y yo también lo hago. Odio trotar, y gotas de sudor recorren por mi frente. Como un milagro, se detuvo. Enseguida imité lo mismo, con mi pecho subiendo y bajando. Trataba de ganar aire, todo el aire que había perdido. Mis manos bajaron hasta mis rodillas, como soporte de cansancio.
—Eso se llama... prueba.... de confianza— espetó con hiperventilación. Estaba igual de cansado que yo. Lo miré fulminante antes de enderezar mi postura otra vez.
—Esta prueba de confianza fue terrible —expresé jocosa.
—Para nada terrible. Ahora sé que puedo confiar de ti —sonreía mostrando sus dientes. Su sonrisa se me hacía graciosa. Retomando el paso, caminamos calmadamente como antes.
Reí por su cara graciosa—Eso es muy ridículo —noté que respondí como respondería Hult. Sus palabras se adherían a mi vocabulario.
—¡Te hice reír! Eso es lo que esperaba —alzó las manos hacia arriba triunfadoramente. Bailey había logrado cambiar mi estado de ánimo con ayuda de esta salida. Era lo que en serio necesitaba. Y Bailey es una persona agradable con quien pasar el rato.
—Otra vez vuelvo a ser yo, gracias —le dediqué una sonrisa, la cual respondió con la misma.
—No hay de qué, chica batido —rodé los ojos porque seguía llamándome por el apodo. Recordándome aquel vergonzoso día. Como solo yo sé comenzar una mañana.
—Basta, deberías de decirme Gwen.
—Obvio que no haré eso, chica batido —volvió a repetir. Debería acostumbrarme a ese nombre el tiempo que llevaré en esta universidad —Quisiera hacerte una pregunta... Si no quieres responder está bien
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Ángel 234(I&II)
RomanceUn caos apocalíptico, podría ser su definición. Eso era él. Cómo quizá podría ser un torbellino lleno de colores. Un desorden antinatural perfecto, lleno de oscuridad y desastres. Cada persona que cruza por nuestra vida hace un impacto. Y Hult Sulli...