Capítulo 17.

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Gwen Trainor.


Mi suposición era parte de esa imposibilidad. Sin embargo, no podía negar que lo más extraño fue lo del auto, era consciente que había algo raro ahí. Ningún auto te atraviesa y ya, sin hacerte daño. Y Hult ocultaba el por qué. ¿Tendría que ver él en este asunto? Tal vez él sabe algo que mi abuela también sabía, el problema es que no me lo ha querido decir diciendo que me protegía al no saberlo. Dios, esto es muy estresante.

Me levanto y me entero de que parte de mis recuerdos los he olvidado. Desearía que mi abuela hubiese sido directa. Exactamente no podría asegurar que lo que me ha pasado últimamente es de lo que ella habla, pero ha sido lo más raro. No obstante, sigue la pregunta de; ¿A quién se refería con "él"? Quizás esa voz de mi pesadilla, era la clave. ¿Sería esa persona? Esa persona de mi visión, la cual no pude detallar por la imagen borrosa. Y no hay que olvidar que mi abuela especificó "Cuando vuelva a llegar a tu vida". ¿"Él" ha estado antes?

Todo esto parece imposible, esto era la verdadera imposibilidad. Me duele pensarlo, pero lo más probable es que mi abuela escribió la carta en sus últimos días de delirio, confundiendo la realidad. Quizás yo también comenzaba a tener alucinaciones como ella. Antes de morir, mi abuela nos aseguraba que alguien la seguía, se ocultaba en la oscuridad. Y que este ser no era una persona, era alguien malo. Los ojos de mi abuela trazaban el terror por todas partes, parecía decirlo en serio. Pero los doctores aseguraban que era parte de su enfermedad.

Me asustaba el hecho de heredar lo que tuvo.

—¿Trainor, ha escuchado algo de lo que he dicho?— el robusto cuerpo de Freeman se encontraba en frente de mí, con una mano apoyada sobre mi escritorio.

—Yo—yo —yo— tartamudeé—Lo he hecho— mentí, dejé de prestarle atención desde que llegó.

Se quitó las gafas para limpiarlas con la tela de su camisa. Colocándolas de nuevo en su rostro—Dígame, qué fue lo que acabo de explicar sobre el tema de hoy — ni siquiera recordaba qué tema estaba explicando. No he escuchado ni una sola palabra proveniente de su boca. Giré mi cabeza hacia el asiento de Wells al lado del mío. Le hice un gesto de auxilio y este comenzó a mover los labios tratándome de decir la respuesta. ¡Pero yo no sé leer los labios! Estaba muerta. Entrecerré los ojos como si eso ayudara a entender lo que me decía —¡Trainor! — Freeman dejó caer su mano sobre mi escritorio. Hizo saltar mi cuerpo.

—Creo que no lo sé...— declaré mediante un hilo de voz. Sentía los ojos de Freeman tragarme viva.

—¡Claro que no lo sabe! Como tampoco sabe de lo que hemos estado hablando ¿O no es así?— reclamó. Desafiándome a que le diera una respuesta. Mordí mis cachetes y negué.

—No...—musité. Algunas risitas sonaron por las filas de atrás.

—Te duermes en mi clase hasta despierta. Esto es un insulto a mi materia—aseveró — Voy a tener que pedirte que te salgas de la clase.

—Lo siento, no volverá a suceder. Lo prometo — aseguré moviendo mi cabeza de arriba hacia abajo frenéticamente. No podía dejar que Freeman me sacara una vez más de su clase. Mis puntos actitudinales estarán por el suelo.

—Todas las semanas promete lo mismo señorita Trainor— se alejó dirigiéndose a la puerta. Tomó el pomo y la abrió —Trainor, retírese.

Vencida, dejé un último suspiro antes de tomar mis cosas y levantarme. Le eché un vistazo a Wells para despedirme y este delineaba una sonrisa de compasión en sus labios. Cabizbaja me dirigí hasta la salida.

Ángel 234(I&II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora