Capítulo 14

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                       Capítulo 14


Hult Sullivan

Estaba agotado, solo quería dormir... Al menos, cinco minutos. Solo cinco malditos minutos. No sé que hacía, no sé cómo controlarme. Llegué a pensar que Bailey era el ocasionante de mis voces. Todo parecía concordar. Él, hace más o menos lo mismo que su verdadero padre. Pero no era él, me mostró que no era él. Otra cosa, alguien más es el culpable de mi estado. Doy por seguro que es parte de la legión.

Golpeé sin parar a ese chico, que no tenía la culpa en lo absoluto. Me mostró sus recuerdos, y vi como Gwen lo apartó cuando la quiso besar. La había cagado, la he estado cagando la mayor parte del tiempo. ¿Había alejado a Gwen de mi?... Grité que se fuera de mi vida. Cuando no quería decirlo.

Pasé una mano por mi labio inferior. Este dolía levemente, saboreaba la sangre con mi lengua. Ayer fui a un bar, y volví a pelear con un hombre unos cuantos años mayor que yo. Vi como tomaba a la fuerza a su "novia" cuando ella se oponía a irse de ahí. Creo que con eso pude descargar el enojo que llevaba dentro. Me jodió, pero terminé ganando yo.

Me había quedado en un hotel para pasar la noche. Una noche donde perdí totalmente la razón. Donde no pude dormir por la voz. Estaba cansado de esto, quería desligarme de la situación. El peor cansancio, es el mental.

Ahora era ahogado por el alcohol, mi vista se distorsionaba, los objetos se movían de un lado a otro, cuando en realidad no lo hacían. Estaba puesto al volante, conduciendo por esta pequeña ciudad. Sabía que no era correcto manejar en este estado. Pero no me interesaba. Ya no me interesaba nada más. Solo quería conducir y conducir. Agarré la botella que me acompañaba en el asiento del copiloto, y le di un largo sorbo. El ron quemaba mi garganta, y la boca de mi estómago vacío.

Crucé la quinta avenida a la izquierda, casi a centímetros de chocar una camioneta que venía. El tipo me insultó al bajar su vidrio, pero solo seguí de largo.

La sensación de un leve mareo, me avisaba que estaba por venir. Que ya venía por mi. Primero subía por mi columna, hasta clavarme clavos de acero por la nuca, subiendo hasta mi frente. Mi cabeza era compactada por paredes de cada lado. Exprimiéndola como un limón. Cerré los ojos cuando sentí ese golpe dentro de mi cerebro.

La época de lluvias había comenzado. Y hoy, el día era de un color grisáceo. Gotas cayendo en el parabrisas eran el claro aviso que venía una tormenta. Gradualmente aumentaron, hasta que me fue difícil ver el camino. Detuve el auto al final de la avenida. Choqué mi cabeza contra el volante, por el intenso dolor. Me golpeaba con el volante una, y otra vez. Una y otra vez. Una y otra vez.

—Maldita sea —dije con mis dientes apretados. Abrí la puerta, y unas gotas de agua cayeron encima de mi brazo. Me asomé y vi el cielo. Puse mi cuerpo afuera, ahora estaba debajo de la lluvia. Con el agua cayéndome desde la cabeza hasta los pies, empapando completamente mi ropa. Miré hacia el final, y noté que me encontraba en el puente de la laguna de la ciudad. Tenía una vista increíble.

Con el dolor, transformado en una especie de migraña, arrastré mis pies hacia el barandal del puente. Toqué el metal frío. Y miré hacia abajo. Puntos se movían en la laguna por la lluvia.

De nuevo, otro golpe más fuerte sacudió mi cerebro.


"No eres parte de aquí"

"No eres nadie"

"Dejaste de serlo"

"Dejaste de serlo"

Ángel 234(I&II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora