Capítulo 23

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                        Capítulo 23.

A las seis de la mañana yo seguía despierta. Y seguí igual de despierta a las ocho. Hora en la que se fueron mis padres a trabajar. Fui una vez más al baño, para visualizar mis bragas. Deseando ver una gran mancha roja, una gran mancha que aliviara mi estrés. Mancha que no había. Carajo, solo quería sentir un bajón, un intenso dolor en el vientre, de esos que piensas que te sacan los ovarios sin anestesia y solo deseas morir hasta que pase el dolor. De pronto, el rojo era mi color favorito.

No era religiosa, en lo absoluto. Pero había perdido la cuenta de cuantas veces le pedí a Dios, anoche y hoy, que me bajara la menstruación. Hasta prometí rezarle todos los días si me venía. Oh sí, soy un desastre.

Toqué mi vientre, como si pudiera acariciar algo allí. Algo que por supuesto no estaba.

—Oye bebé ficticio, espero que solo seas mi menstruación —había murmurado, con el objetivo de darme gracia a mi misma.

Busqué en Google, más de cincuenta preguntas y respuestas de cómo saber que estabas embarazada. 


Cerca de 44,900,000 resultados (0.56 segundos) 

La única manera fiable de confirmarlo es a través de un test de embarazo, pero conoce cuáles son los primeros síntomas de que estás embarazada.
Ausencia de menstruación. ...
Sensibilidad en los pechos. ...
Cansancio. ...
Mareos. ...
Náuseas y vómitos. ...
Aversión a ciertos olores y alimentos. ...
Otros síntomas de embarazo. ...
Comprar tests de embarazo.


Decidí dejar el internet, cuando todos los síntomas los había tenido. Sueño, fatiga, hambre, retraso del periodo. Todo. Joder, qué haría. Me miraba en el espejo, observando mi barriga. Imaginaba una gran barriga allí. Una muy abultada y pesada. Ahora me sentía distinta, como si fuese una mamá.

Wells me dijo que me relajara, que viera algún programa para distraerme. Hasta que él venga en la tarde, con un test de prueba. Relajarme, claro. Si lo supiera hacer, sería un milagro. Me metía a fuerzas en la cabeza, que usamos protección. Que no se rompió. Que simplemente es una coincidencia de fechas. Una confusión. Luego de la prueba, Wells y yo estaremos riendo por lo estúpida que fui al pensar que estaba embarazada y el mal momento que pasé.

Me acosté en mi cama, y cerré mis ojos, antes de darle una ojeada a mi vientre. No tardé para sumirme en un sueño.


(...)


Quiero que esto se detenga —escuché decir a lo lejano. Abrí con fastidio un ojo, y luego el segundo al instante, percatándome que estaba en otra cama, y esta no era mi habitación. Miré a cada esquina, pues ya había estado antes aquí. Era la habitación de Hult, ¿pero cómo llegué aquí?

Con recelo, mirando a todas partes sin comprender, levanté mi cuerpo.

¡Basta! ¡Detente! —gritó adolorido. El chico que llevaba su cabeza puesta contra la pared de al lado. Hult se llevaba ambas manos a la cabeza, estirando su cabello, mostrando dolor.

—Hult... —llamé, pero no me prestó atención. Caminé hasta él, pero cuando lo iba a tomar del hombro, mi mano lo traspasó. Así como lo traspasé en ese recuerdo que Bailey me mostró. Pero esto no parecía ser un recuerdo —¡Hult!— grité esperando que oyera. No lo hizo. Yo era inexistente en esa habitación.

Ángel 234(I&II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora