Capítulo 18
Han transcurrido al menos, tres horas. Tres horas en las que Pamela y yo hemos estado en la habitación. Pensando en qué ponernos. Más bien, ella pensando en qué nos pondremos. Yo solo sigo sus ideas, y asiento a todo lo que diga. Todas sus ideas son fantásticas, pero ella no parece conformarse. Era el día del baile, y aunque Pam tuvo tres días eligiendo nuestra ropa, no se decide.
—¿Cualquier cosa? No, eso no es para nada cool. Nos tomaremos fotos de diosas, y no seremos diosas usando cualquier cosa— se opuso totalmente cuando le dije que podíamos usar cualquier cosa.
Habían cuatro vestidos de gala encima de la cama de Pam, más toda la ropa extra, faldas, vestidos casuales, blusas... Cada cosa que Pamela lanzaba, yo la iba recogiendo y poniendo en su lugar. Los cuatros vestidos, eran una elección doble para cada una, pero eso solo complicaba el asunto. Uno de los dos vestidos que Pam eligió para mi, era de un color salmón, de tiras, tan largo hasta los pies. En el escote y parte de la cintura era ajustado, y luego comenzaba un poco holgado luego de la cadera. Ese me encantaba, pero Pamela decía que era un color simple y para nada llamativo.
—¿Qué hay del verde olivo? —apunté con mi dedo al segundo vestido. Casi parecido al salmón.
—Si quieres ser una aceituna en toda la noche, adelante —respondió irónica. Exhaló fuertemente por la boca y se lanzó sobre el montón de ropa en su cama. Yo mientras tanto, iba ordenando.
—Podemos ser un salmón y una aceituna — intentaba bromear, pero la chica de ahora, cabello violeta, no se inmutó a siquiera sonreír. Miraba obstinadamente los cuatro vestidos —El rojo te quedaría muy bien.
Una de las dos opciones para Pam, era un vestido de color rojo intenso. Realmente hermoso. Era de tiros gruesos, y en el pecho comenzaba una abertura, el escote. En corte de "v". Que terminaba, unos centímetros antes del ombligo. Ajustado desde los hombros hasta el torso, y holgado desde la cintura —Cabello violeta, vestido rojo. Seríamos aceitunita, y la payasa de la
fiesta —finalmente mi amiga le tomaba gracia al asunto, dejando salir una risita. Yo reí también.—Faltan... —miré la hora en mi celular—, cuatro horas para el baile, y aún no te decides.
—Necesitamos algo... Algo que, cuando Hult te vea, diga: ¡Oh por dios! ¡Ella es muy sexy! ¡¿Esa es mi novia?! —espetaba exageradamente sorprendida —Y cuando Callum me mire, piense lo mismo. Y digo que lo piense, porque sé que no saldrá de su boca.
Cuando se trata de Pamela, Callum es muy tímido. Pero lo que ella no sabe, es que él y yo tenemos dos días planeando lo que le regalaría hoy —Bueno... En cuanto a Hult, no es muy seguro que él vaya —me encogí de hombros, con cierto desánimo en mi actitud, que Pam captó enseguida.
—¡No! ¿Por qué? —agudizó su voz. Había dejado de doblar la ropa, para sentarme en su cama.
—No le gustan los bailes, y me dijo que tal vez iría a este. Solo "tal vez" —ese tal vez de Hult, seguía sin ser confirmado a un sí o un no. Esperaba pacientemente su respuesta.
—Amiga, con, o sin chicos —se movió desde su sitio, situándose a mi lado. Pasando su brazo encima de mis hombros—, nos debemos ver radiantes. Muy radiantes. Y es por eso que...
Ahora estaba de pie, con una sonrisa alargada. Se inclinó a la cama y tomó el vestido rojo. Lo sacudió ligeramente, para que se estirara de forma correcta. Lo alzaba desde su altura —Tú debes usar este.
—¿Qué? No, no, no. Rotundamente no. Ese vestido te quedaría hermoso a ti, no a mi — me oponía a su idea. Pero ella dio un paso a mi, me jaló del brazo hasta ponerme de pie, y chocó el vestido contra mi pecho. Confundida vi hacia la tela.
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Ángel 234(I&II)
RomanceUn caos apocalíptico, podría ser su definición. Eso era él. Cómo quizá podría ser un torbellino lleno de colores. Un desorden antinatural perfecto, lleno de oscuridad y desastres. Cada persona que cruza por nuestra vida hace un impacto. Y Hult Sulli...