Capítulo 31

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Un embrujo, un alma soñada,
Duerme, vive encantada.
En el fin busca consuelo,
Esperando, rogando en anhelo.

Del Libro del Conocimiento, Capítulo del Productor.

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—No, patea, impulsa con tus pies.

Debo admitirlo, es paciente y mejor persona de lo que suponía. Siendo el nieto de mi hermano esperaba más depravación y menos clases de nado.

Los oídos tapados por el agua ayudan a que su voz sea clara incluso bajo el agua. Grimmes es paciente, pero no lo suficiente para no intentar ahogarme de vez en cuando. Tiene un carácter difícil también y aún no superamos la fase de toques inapropiados, apenas percibe que su mano tocó una zona considerada privada y se aleja medio ahogándome en el intento, algo malo considerando que quiero perder con él la virginidad.

Se me calientan las mejillas un poco, no por el hecho que querer aprovecharme de su interés en mí, sino por recordar el beso del Extraño. Fue casi frágil, apenas un toque, un murmullo contra mis labios, pero se sintió tan íntimo y privado que mi cabeza no para de dar vueltas y vueltas. El fragmento de mí que lo conoce sabe que fuimos muy cercanos en nuestra vida pasada, tal vez demasiado considerando que Aurora era el gran amor del dios de la semilla. ¿En el pasado fue un traidor mejor de lo que el Productor deja ver? Como un malthais es seguro que él servía a su dios, sin embargo, si la historia que el Extraño contó sobre su enamoramiento de Aurora fuese verdad el dios pudo castigarle por ello, ¿no? ¿Y si sólo se hizo a un lado y los dejó ser felices? ¿Dónde está el pecado?

Es porque tú eres perverso.

Respondo con premura antes de que Grimmes vuelva a sacarme del agua haciéndome jadear.

—Nada mal para ser la primera vez —comenta burlándose de sus intentos de asesinato—. Solo necesitas tensar un poco los músculos del abdomen.  

Jadeo tosiendo agua, pero feliz, ya puedo mantenerme a flote algunos segundos antes de hundirme como peso muerto. 

—¿Por la noche también me dirás que tensa los músculos? 

Ni siquiera se sonroja. 

—Al contrario, te pediré que te relajes, pero ahora, concentrémonos en esto —dice con una sonrisa descarada antes de volver a hundirme en el agua.  

¿El Navegante es un promiscuo?

No exactamente, dejémoslo en que tiene un corazón fácil de impresionar, tanto que tengo muchos sobrinos regados por la historia gracias a él.

Los rumores y leyendas que se cuentan sobre el Navegante están muy unidos al mito de los niños benditos, aunque los Soros siguen siendo los predilectos de las narraciones por mucho. Aunque nadie sabe el orden de nacimiento de los dioses terrenales se cree que el Navegante y el Extraño son los menores debido a su poca madurez y a que se les suelen atribuir los comportamientos juveniles: curiosidad, lujuria, engaño, ambición y terquedad, elementos propios de la juventud aunque no exclusivos. Sin embargo, mientras que al Extraño se le retrata como un dios seductor al Navegante se le conoce como a uno que era seducido con frecuencia en la edad temprana de la humanidad. El dios marino siempre era perseguido por el fantasma de la belleza y, mientras el Extraño cree en la creada con magia, se supone que el Navegante adoraba la hermosura natural de las cosas, por lo que era sencillo enamorarlo, al menos hasta que conoció a Helena Soros y quedó prendado de ella y, desde entonces, el Navegante sacrificó beneficios y placeres solo para complacerle al punto de convertirla en su esposa legítima así como darle la inmortalidad.

Un cuento amargo |COMPLETA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora