Aurora

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Aclaración pequeñita: este es un capítulo especial ocurrido muchos años antes del nacimiento de Amia.

¿Quieren saber de la primera Stares? Pues aquí la tienen.

¡Gracias por los 4K de vistas, susurrantes!

Muchos se preguntan si de verdad existió ella, la bella de las bellas, la hija enviada a una reina por un dios, maldita por otra y maltratada por su madrastra: Autora Stares. Bueno, pues existió. El cómo y el por qué son un poco más largos de explicar.

Érase una vez, un grupo de tribus que peleaban constante y desgarradoramente cuando el mundo estaba construyéndose en tal. Sin embargo, el mundo que ellos vivieron no era del todo igual, los Padres seguían custodiando a las criaturas destructivas que crearon mientras sus hijos adquirían la sabiduría necesaria para ocuparse de ellos después, a su vez, los hombres iban apropiándose de la virtud propia de los dioses: la razón y, en medio de aquellos baños de sangre y rivalidades, Nicolai Stares se alzó como el más razonable del resto, un hecho que a la joven y bella diosa menor le cautivó.

Aquello fue un idilio apasionado, como suelen serlo los amores jóvenes, pero naturalezas con un valor del tiempo tan distinto no podían coexistir demasiado antes de darse cuenta de que las tejedoras apretaban sus hilos más a menudo que al resto. Gracias a la joven diosa que ya estaba harta de la guerra Nicolai impulsó la paz definitiva mientras que ella aprendió de él la propia naturaleza impulsiva y pasional de los hombres más las tejedoras tenían algo distinto planeado en el telar.

Un día paseando a caballo, el joven rey se encontró a una campesina de lechuga y quedó prendado de ella por su inteligencia, amabilidad y carácter y alejó a la diosa de su lado para vivir la vida más humana posible al lado de su nuevo amor, cosa que la joven diosa no podía entender así que juró vengarse.

Fue donde su hermano, el dios de la semilla, y pidió el favor de que ningún hijo naciera de la reina, el productor aceptó creyendo que el rey volvería a su lado de ese modo y su hermana dejaría de sufrir. Los años pasaron y el joven dios cumplió su palabra a pesar de que las plegarias de la reina hacia él se elevaban dulces y constantes.

La paz del reino dependía de un hilo: el príncipe que no existía aún, sin más remedio, el rey tomó una segunda esposa con la aprobación de su mujer, aunque contrario a las ideas de la diosa, eso no terminó con su amor, solo lo fortaleció. Los príncipes fueron llegando hasta volverse tres, mientras la primera reina, ya mayor, rogaba aún al joven dios por su favor.

Y finalmente, el dios escuchó. Había dado su palabra a su hermana de no otorgar le hijos, pero no se dijo nada sobre una hija y con todo su empeño creó el alma más hermosa que pudo imaginar para la joven princesa. Dicen que la reina era mayor cuando dio a luz a su hija una mañana, también afirman que la niña opacó a la misma luz de la mañana y fue por eso que su nombre fue Aurora.

Con el tiempo, la niña creció y comenzaron a notarse las virtudes que su alma contenía: era honesta, amable y dulce, sin una pizca de maldad, por lo que era la niña preferida de su padre, hermanos y casi todo el reino, exceptuando a la segunda esposa de su padre y a la diosa que odió su nacimiento, algo en lo que pronto ambas decidieron tomar medidas.

La princesa creció ajena a los rencores que provocaba el afecto que le tenían sin conocer la maldad hasta que su madre murió dejando su cuidado a cargo de la otra reina que, aunque maltratándola sutilmente, no se atrevía a llevar a cabo los retorcidos planes que la joven diosa le aconsejaba. Pero un día la guerra estalló, tal vez por aujurio divino o simple mala suerte en el reino, y el rey junto con sus hijos tuvo que partir a combatir dejando a su hija sola con su madrastra.

Los abusos comenzaron desde el primer día a solas y así, hasta que finalmente la diosa susurró al oído de la nueva madre que si quería protección para sus hijos en batalla, el  único obsequio que podría hacerle era el corazón chorreante de la joven niña, la reina indecisa entre matarla por su cuenta o no, decidió dejar que la propia vida terrestre terminara con ella e hizo que la llevaran al espeso bosque de Ladivia donde la dejó para ser devorada con lobos.

Y en efecto, un lobo se presentó...el dios de la semilla, convertido en fuera y totalmente enamorado del alma más perfecta que había creado...

Un cuento amargo |COMPLETA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora