Un cuento amargo |COMPLETA|

Apartado Especial: El Extraño y el conocimiento.

Especial doscientas estrellas segunda parte.
Dedicado a @DarkMoon170504, una lectora entusiasta.

Érase una vez, en un lejano lugar,
Un hombre que quería todo el saber.
Buscó en el mundo sin encontrar,
Aquel que le enseñara el conocer.

Así pasaron los años de repente,
Incapaz de frenar el paso del tiempo,
Y chocó con la realidad de frente,
Al fijarse en su rostro el tiempo.

“Oh —maldijo infeliz—,
rapaces son los envejecimientos.”
Y en el momento, feliz,
Apareció el señor de los muertos.

Le prometió saber cada día,
Lo que su vecino desconocía.
A cambio de un único pago,
Un hecho, sin embargo, vago.

Satisfecho con aquel trato,
El hombre aprovechó el contrato.
Así que cada día al despertar,
Un jinete visitaba su hogar.

Y le susurraba extraños sucesos,
Dichos por el dios de los muertos.
Y con esos desconocidos saberes,
Se volvió un justo entre los reyes.

Mas un día el jinete susurró,
Un suceso que prefiría ignorar.
El dios al jinete le murmuró,
La fecha en que lo iba a llamar.

Pues lo que él no adivinó,
Fue el precio que iba a pagar.
Y consiente de la vida que vivió,
Supo que su destino era cabalgar.

Al dios como un eterno jinete,
Servir en cuerpo y corazón.
Y sujeto a semejante grillete
Pagar su conciencia y razón.

Pero no contento con su destino,
Quiso jugar con el niño divino.
Doblando la arriesgada apuesta,
Le hizo una contrapropuesta.

Y el dios en jugar interesado,
Riendo aceptó encantado.
Le dió un dilema a resolver,
Para así su deuda disolver.

Pero lo que él no contempló,
Era la destreza de su opositor.
Y aunque las opciones exploró.
No pudo resultar vencedor.

Mas no por él apenéis
Que un legado deja tras sí.
Un libro de una historia sin fin.
Para que con el dios juguéis.

El libro del conocimiento,
Es el nombre que el libro recibe.
Para que otro quede exento.
Por si jugar con el Extraño decide.

Aunque es una fábula extraña,
Contada hace muchísimo tiempo.
De un lejano y antiguo tormento
Que Augustus Stares entraña.