Capítulo 38

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En noche de tempestad fría,
Mientras el cielo llovía y llovía.
Una niña en los susurros escuchó,
De una diosa la voz que la vida le robó...

Crónicas de la Casa Stares, capítulo de Clarisa Stares, la reina negra.

Nieve, fuego aire, tierra. Todos seremos polvo. Cenizas de arcilla al viento, trozos de alma rota. Brillaremos en el cielo como almas eternas una vez que el Extraño nos libere. Aire. Me estrellaré rápido, una muerte ligera y dulce que me lleve al bosque que canta. Agua. La nieve pica como agujas, dolor momentáneo antes de un descanso eterno. Fuego. La ira quema profunda por lo que pasó en Salidre recordando las palabras de Aiden antes de separarnos. Tierra. Es momento de volver al polvo del que fui creada.

El viento me rompe el tímpano, de todos mis intentos de suicidio este es el que tiene menos margen de error. Un salto al vacío esperando no arrepentirme, se acabó el veneno cruel que disuelve la carne y las llamas abiertas de un corazón herido. ¿Qué pasó en Salidre? Lo único que importa ahora es que ya entiendo que el pueblo está maldito. ¿Qué fue de la última Stares? La maldición se cumplió, se acabaron los regalos divinos e inicia la era de los gobiernos sin ayuda. Ladivia necesita quemarse por completo para purificar sus penas, curar sus campos, dejar de diluir su sangre. ¿Vale el reino toda la belleza del mundo? Pudo comprar un amor, tal vez Ladivia era más bella entonces. ¿Qué dirán de mí las crónicas de los reyes? Borrada, como todas las mujeres buenas. Solo sobresalen quiénes se equivocaron. Julia con su hijo mulato, Clarisa asesina de sus propios niños. ¿Qué dirán de Sania?

Cuando mi cabeza toca el suelo entiendo que todo acabó.

El dolor está, la pesadez de la agonía consumiendo todo en mí, huesos quebrados, la sangre fuera de mi cráneo afirma que moriré pronto. Duele vivir, he logrado quebrar la arcilla, aunque el jinete de hueso no se acerca, la armadura de plata vislumbrando en mi vista no acude al llamado que mis pulmones dañados logran hacer, solo se queda atento esperando las órdenes de un muy desquiciado dios Extraño que se ha vuelto loco. ¿Cuánto ha pasado desde la caída? ¿Un minuto o una hora?

Un murmullo escapa cuando sus ojos humo se topan con los míos, esperando que me conceda la misma gracia que le dio a Aurora en su momento, pero el dios niega derrotado.

—No puede —interrumpe la voz de madre en algún momento, aunque mi cuello roto no me deja fijarla la vista en ella—. La promesa de un dios lo encadena a su propio deseo y prometió no tocar el alma que me mantiene viva.

La reina, atenta y con una mirada compasiva, por fin se acerca a mi cabeza destrozada mientras lucho por levantar mi mano y tocar los dedos abiertos que me extiende Illeas, sus ojos de humo brillan de ira o tal vez de derrota. No puedo hilar un pensamiento coherente.

—Un día el dios de la semilla vagó en su jardín secreto y encontró a una niña moribunda a causa del veneno que el mismo plantó. En otra época, él hubiera curado sus heridas y le habría ayudado a volver con sus padres, sin embargo, el dador de vida se había vuelto un actor muy consciente del montaje de su obra para desentonar así que sintió pena, compasión tal vez, pero se limitó a esperar la muerte de la pequeña para sanar un poco de su dolor. ¿A dónde había ido el dios pasivo? Nadie lo sabía, pero mientras el moldeador de la arcilla huía de sus viejas responsabilidades su hermana, más prudente y compasiva, con amor insaciable vio a esa criatura herida y observó a una hija a la que amar y educar. Acudió a su viejo hermano, aquel que sanaba las heridas del alma e imploró por la vida de esa niña hasta que obtuvo su perdón. Él prometió que esa pequeña alma no sería cosechada de la tierra, sin embargo, jamás especificó el plazo de dicho regalo. Un error del que del que se arrepentiría más tarde. El dios se limitó a ver a su hermana tomar esos pequeños huesos y ese trozo de alma rota por el abandono y amarlos con desespero tal vez recordando el momento en que Nicolai Stares la volvió un ser frágil e impulsivo.

Un cuento amargo |COMPLETA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora