CAPÍTULO XXXIII

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Hades me bajó con cuidado y me colocó bien la camiseta. Antes de abrir la puerta me marco el cuello. Son como animales marcando territorio. Luego abrió la puerta, pero ni sin poner una cara de pocos amigos.

—Que pronto habéis acabado ¿no?

—Si, le prometí a Isis que sería rápido. No nos quedan muchos días para investigar. A todo esto ¿Qué haces sin camiseta?

—Cuando Isis ha venido me estaba duchando. Agradece que me he puesto pantalones.

—¿A qué viene tanta hostilidad? —Horus me miró de arriba a abajo, y pareció notar mi chupetón. —Ah, perdona tío. No quería interrumpir. Pero tenéis mucho tiempo para hacerlo, sobre todo porque se que tu no aguantas mucho.

—¿Es que alguna vez has estado en la cama conmigo?

—No, pero sí que "habló" con algunas de tus conquistas...—Esto parece una guerra de haber quien la tiene más grande. Y en eso sabemos quién gana. Solo de pensarlo enrojecí.

—Perdona, pero yo al menos es hago sentir más.

—¿Es que me la miras cuando estoy dormido? —Cruzó los brazos bajo su pecho.

—No, pero tengo fuentes fiables...

—Oh por los dioses, ¿podéis parar de discutir? Tenemos cosas mejores que hacer. Y Hades, antes de salir ponte una camiseta.

—De acuerdo, pero... —Me giré hacia él fulminándolo con la mirada.

—¿O prefieres quedarte aquí? —Él tragó saliva.

—Enseguida vuelvo. —Se fue a su habitación y volvió con una ropa más apropiada.

—Ahora que estamos todos, vámonos.

Horus inconscientemente fue a levantarme para llevarme, pero Hades, con una mirada de pocos amigos, se adelantó. Les dije que iríamos primero a la pirámide a por Anubis y Osiris. Aceleraron el paso para no perder el tiempo, el sol ya empezaba a bajar y no queríamos estar en mitad del desierto de noche investigando una roca.

Los guardias nos dijeron, con amabilidad, que Ra no estaba para chorradas y que si íbamos a la sala del trono acabaríamos mal. Les tranquilizamos, ya que no teníamos ninguna intención de molestarlo, y le preguntamos por Osiris. Por suerte nos dijeron que estaba en su habitación. Y que Anubis ya había entregado los papeles, así que también se encontraría en sus aposentos.

Les dimos las gracias, no todos los guardias son unos cascarrabias, y entramos en la pirámide. Horus iría a por Anubis, que era la habitación más alejada. Y Hades y yo iríamos a por Osiris. Nos encontraríamos en la entrada. Pero no esperaba el panorama que me encontraría en la habitación de Osiris. Llegamos a su habitación ya estaba el típico cartel de "No molestar" de los hoteles. No le hicimos mucho caso y llamamos.

—Osiris, tenemos cosas que hacer. Ábrenos.

Estuvimos más de cinco minutos esperando a que abriera. ¿Estará dormido? (Ya te gustaría que eso fuera Isis). Hades estaba perdiendo la paciencia, no sé por qué, y abrió de golpe. Osiris se estaba dando el lote con Poseidón, y estaban prácticamente desnudos. Me di media vuelta, avergonzada, pero Hades seguía mirando.

—Y luego me dicen a mí que no pienso más que en eso.

Me gire para intentar callar a Hades, pero al ver que ellos no habían reparado en nuestra presencia, y seguían a los huyo, me enfureció. Cuando Hades habló Poseidón se tapó con lo que puedo, pero Osiris en cambio se levantó, con solo unos calzoncillos, con una sonrisa triunfadora. Cruzó los brazos bajo su pecho.

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