Toda esa información me estaba dando vueltas por la cabeza y cada vez que intentaba aclararme, más y más preguntas aparecían en mi mente. No conseguía entender el hecho de que Poseidón y Horus se mantuvieran tan serenos. Era como si Ra fuese el mismísimo Dios del mundo y todo lo que el decidiera debía de acatarse. Aun sabiendo que podía llevar al desastre, o en este caso, a querer largarme de aquí lo antes posible. No voy a permitir que alguien me diga lo que tengo que hacer. Todo menos eso.
—No pienso casarme con nadie, espero que lo tengas claro. —Con esas palabras me di media vuelta y salí de la habitación.
—¡Isis! Dioses, espera... —Horus intentaba retenerme.
—¡Guardias! —Al oír las órdenes de Ra los guardias me cortaron el paso con sus dos enormes lanzas. —Isis, quiero que tengas clara una cosa. El compromiso no se va a cancelar. Aunque no lo quieras así está decidido. Y espero que no me des muchos problemas.
Con un gesto de muñeca indicó a los guardias que me dejen pasar. Sin mirar atrás salí de la pirámide. Oía como Horus y Poseidón me seguían de cerca, pero yo no me iba a parar. Ahora mismo quería estar sola. Cuando estaba a punto de salir unas manos me agarraron del brazo.
—Espera...
—Quiero estar sola, Horus. —Intenté soltarme pero él me agarró con más fuerza. Me giré hacia él con una mirada asesina.
—No te conviene. —Hasta a mí me sorprendió mi tono de voz. Era frío y distante, casi amenazador.
—Isis, tenemos la competencia. Sino te llevo volando llegaremos tarde. —Horus intentaba cambiar de tema para calmarme. Pero ahora mismo estaba tan cabreada, que ni proponiéndome ir al mejor de los lugares, habría conseguido llevarme a ningún lado.
—Me importa una mierda la competencia. Sinceramente ¡No sé como te mantienes tan sereno!
—Isis, cálmate...—Poseidón intentó intervenir. Mis alas rojas salieron a la luz.
—Dejadme sola ¡Ya! —Miré a mi alrededor y vi, por suerte, un caballo con montura pero sin jinete. Corrí hacia él, me subí como Thor me había enseñado y lo espolee. No pensaba en nada, ni en mis alas ni el la competencia. Solo quería salir de allí.
Empecé a galopar hacia Grecia con la intención de despistarlos con las calles de la ciudad, pero Horus me seguía volando, con Poseidón en sus brazos. Intentaba tranquilizarme y pensar qué hacer. Si seguía por este camino antes o después Horus me alcanzaría. Poseidón conocía estas calles mejor que yo, por lo que yo estaba en desventaja.
Al pasar por una de las plazas a lo lejos pude divisar un enorme bosque. No sabía si estaba dentro de las fronteras de Grecia, pero sabía que allí podría distraerlos. Tirando de las cinchas del caballo cambié el rumbo. Cuando empecé a adentrarme en el bosque Horus empezó a bajar el ritmo, intentando encontrarme. Estaba cada vez más lejos, hasta que al final no veía a nadie.
Galopé por un tiempo y luego dejé descansar al caballo. Debía estar bastante cansado por recorrer la ciudad entera a toda velocidad y luego tener que estar esquivando todos los árboles y ramas del bosque. Hacía un rato que oía algo entre los arbustos, hasta que al final un conejo saltó hacia nosotros. El caballo se asustó y comenzó a galopar. Estaba tan sorprendida que no vi la rama que había en frente de mi y me choque contra ella. Caí al suelo y mi vista comenzó a nublarse.
Sentía como unas manos me cogían y me elevaban. No conseguía abrir los ojos y tampoco moverme. Estuvimos andando por un tiempo, pero no conseguía ubicarme. No hacíamos más que cambiar el rumbo y el viento no me traía ningún olor conocido. Soltó una de las manos para poder abrir lo que parecía una puerta y luego sentí como si me posaran en algo más cómodo. No sé cuánto tiempo pasó, pero al final conseguí abrir los ojos.
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Ancient Lost Place
General FictionUna tarde después de salir del instituto, Itziar escucha una conversación extraña entre su mejor amigo y un hombre misterioso. Al percatarse de su presencia la abordan y es trasladada a ALP (Ancient Lost Place), un lugar que rompe cualquier regla te...