¿Qué está pasando?

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H: Victoria, déjame verla.....Victoria, hazte aún lado (tuvo que apartarla para poder revisarle el pulso) está muy débil hay que llamar a un ambulancia (sacándo su celular)...trae mi maletín, rápido....

Horas en el hospital esperando alguna respuesta sobre el estado de salud de Avelina pero nada que informaban, Heriberto trataba de usar su poder como director general del lugar para que le facilitaran el diáfnostico de la mujer pero le fué en vano, aún nadie sabía nada y los únicos que le podían decir seguían atendiéndola de urgencia.

Vic: ¿por que no entras a la sala dónde la están atendiendo?, tu mandas aquí, puedes hacerlo, ellos no la van a tratar con la dedicación que lo harías tú, por favor, haz algo.

H: lo he intentado pero no puedo entrar en esa sala mientras están trabajando, soy muy resputoso con mis colegas de profesión, amor, yo sé que ellos harán todo lo posible para ayudar a Avelina, son profesionales, confía en ellos.

Vic: (siguía extremadamente nerviosa, se movía de un lado para otro sin parar hasta que la puerta se abrió y vió salir a uno de los doctores, se iba quitándo los guantes de látex) doctor, ¿como está mi nana?.

H: (se acercó también) Gustavo, ¿como sigue Avelina?.

Gus: (inhaló antes de hablar) hemos conseguido estabilizar sus pulsasiones, por ahora está bien aunque dormida por los calmántes que hemos tenido que suministrarles.

Vic: ay, gracias a dios (exclamó) ¿puedo verla?.

Gus: si, está en la habitación 301, la acaban de llevar para allá.

Vic: gracias, mi amor, ¿te vienes? (mirándo a Heriberto).

Gus: (antes de que él le respondiera) Perdón, necesito hablar con Heriberto sobre unas cosas de hospital, ¿será que se pueda? (Miró a su jefe y compañero de trabajo).

H: adelantate, mi vida, yo ya voy contigo (le dijo siendo amoroso con ella) y por favor, trata de no ponerte más nerviosa, eso no le hace bien a nuestro hijo.

Vic: (asintió) no te tardes (le dio un beso y se retiró a ver a Avelina).

Heriberto se quedó mirando a Gustavo.

H: no me vas a dar buenas noticias, ¿verdad?.

Gus: no, pero vamos a mi consultorio, prefiero que hablemos a solas (Heriberto le siguió).

Victoria entró en la habitación y se acercó a Avelina, la tomó de la mano y la sujetó con fuerza, al verla así una lágrima recorrió por su mejilla.

Vic: Avelina, eres muy injusta (le hablaba) ¿como eres capaz de darme estos sustos?, te necesito al cien por cien para el día que nazca mi bebé, no te lo había dicho aún pero me gustaría mucho que tu fueras la madrina de mi hijo.....Viejita, yo necesito que permanezcas a mi lado por siempre, tu eres la única que desde que nací has estado en las buenas y en las malas para mi (comenzaba a llorar) fuíste una bendición que dios me mandó para que no me quedara sola, mis padres no me querían, nunca me amaron como lo hiciste tú, recúperate y te juro que te obedezco en todo, ¿si?, me portaré bien y haré las cosas tan correctas como deseas, pero te necesito, cuándo discuta con Heriberto, ¿quién va a estar ahí para hacerme pensar en si he echo bien o no?, ¿quién me va a regañar si no eres tú?, yo se que me he portado muy mal contigo en varias ocasiones pero eso no implica que no te quiera, en esta vida lo único que me importa son ustedes, María, este bebe (tocó su vientre con la mano que tenía libre mientras la otra seguía sujetándo la mano de Avelina) Heriberto y tu son todo para mi, te quiero mucho nana, a pesar de que no quisiste darme un trozo de pastel (dijo soltándo una pequeña risita al acordarse) no vayas a dejárme jamás, sin ti mi vida no sería lo mismo, si te fueras, si dios te apartara de mi lado, le odiaría por siempre.....

La MalqueridaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora