LA MALQUERIDA

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Av: cariño.....

Vic: tenía que haberle matado antes......

En el avión.

Av: sabes que si tu te vas yo me voy contigo.

Vic: nadie se va a ir, nana, esa hacienda es mía, no voy a dejar que el se la quede.

Av: ¿te casaras?.

Vic: sabes que casarme no es la solución, tendría que convivir un año con el y no estoy dispuesta a soportarle.

Av: la otra opción que te puso era trabajar en la hacienda, sinceramente, yo no te veo haciendo las tareas del hogar.

Vic: no me subestimes, aprendo rápido, aunque haré todo a mi manera, pronto se cansará de mi y renunciará a la herencia.

Av: ese hombre te gusta (afirmó convencida).

Vic: (la asesinó con la mirada) no vuelvas a decir eso, el no me gusta, le repudio, gustar y odiar son dos sentimientos muy dispersos.

Av: niegalo cuanto quieras, el tiempo me dará la razón.

El trayecto de vuelta se le hizo eterno, tomó un taxi en el aeropuerto que la llevara hasta su hacienda, su sorpresa fue enorme cuando vio a ubos trabajadores de Heriberto llevando unas maletas para La Malquerida.

Vic: ¿que hacen entrando en mi hacienda?.

X: señora, el patrón nos ordenó a meter todas sus cosas en La Malquerida, dice que es suya y que quiere empezar a acomodar desde ya todo a su gusto.

Vic: llevate eso (seria) no quiero que entren más nada a esta casa, vamos Avelina (la mujer entró y ella le cerró la puerta en la cara a los peones dejándoles por fuera) ¿que se cree este?.

Uno de los peones mandó a otro a avisar a su patrón lo que había pasado con Victoria, este que también había llegado hacía escasos minutos llegó frente a la puerta principal y tocó con calma la puerta.

Av: será mejor que abras, hija.

Vic: no voy a abrir.....NO VOY A DEJAR QUE TE APROPIES DE LO QUE ES MÍO (le grito desde dentro).

H: no quiero discutir, Victoria, abre la puerta para que mis hombres puedan entrar mi equipaje (sin enfadarse).

Vic: QUE LAS TIREN A LA BASURA, AQUÍ NO TE VAS A QUEDAR (gritó nuevamente).

H: tendré que llamar a las autoridades si no lo haces, estas invadiendo una propiedad privada.

Av: abre, por favor, mi niña, no más problemas con las autoridades del pueblo, ábrele (suplicó).

Vic: LLAMA A QUIEN TE DE LA GANA (le retó).

H: he intentado hacerlo por las buenas, Victoria (miro a uno de los empleados) rompe la cerradura.

X: ¿esta seguro?, patrón.

H: hazlo.

X: (miró a su alrededor buscando algo con que romperla y encontró un hierro, golpeó fuertemente la cerradura, el pomo cayó al suelo y la puerta se abrio).

Vic: ¿que demonios hiciste? (furiosa).

H: no me dejaste otra opción.... Dejen mis maletas aquí y retirense, yo buscaré que habitación me gusta más.

La MalqueridaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora