H: se desmayó pero después me dijo que si te pasaba algo su vida dejaría de tener sentido, eso me dolió más que nada, no me lo tomes a mal, yo te adoro pero que mi mujer me haya dicho eso me molesta por que es como si no le importara María, ni el bebé que espera, ni yo.....(desilusinado y con un tono amargo)....
Av: se ha acostumbrado demasiado a mi presencia, para ella yo soy la única que estuve cuándo nadie más lo hizo, habló sin pensar, mi niña te ama más que a nada pero ahora esta preocupada por mi estado, no la condenes por eso, no lo merece.
H: ¿y yo?, Avelina, ¿yo merezco que este molesta conmigo a cada momento?, no la traicioné por gusto, no me guarde este secreto por que si, para lastimarla, lo hice por ti, por que te aprecio pero ella no lo va a entender así, nunca lo va a entender tal cuál es, por que está más centrada en ver la realidad a su manera.
Av: la han echo sufrir demasiado, siempre va a estar a la defensiva con todo.
H: la amo pero o cambia esa manera de ser o esto no tiene ningún futuro.....no lo tiene..
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Av: no la dejes, Heriberto, por favor, se que está actuando mal, que no está pensando en ti pero yo sé que te ama y que no soportaría tenerte lejos.
H: (quedó en silencio).
En la casa, Victoria permaneció acostada un buen rato, cuándo el mareo y los dolores que tenían fueron desapareciendo se levantó de la cama, se duchó y se vistió para salir, en el auto resivió una llamada, puso el manos libres y la acepto.
Vic: ¿aló?, ¿quién habla? (preguntó).
X: querida Victoria, ¿reconoces mi voz?.
Vic: Jéronimo, ¿cómo estás?.
Je: preocupado, hoy no viniste a la universidad, ¿te encuentras mal?.
Vic: me enfermé esta mañana, ahora me encuentro un poco mejor y voy al hospital para ver a mi nana, ¿como están los demás?.
Je: todos bien, pregúntando por ti, ¿vendrás a la fiesta?.
Vic: (suspiró) no lo creo, la verdad no estoy de ánimo para mucha fiesta.
Je: oh, vamos, Victoria, será divertido, te vendrá bien una distracción, habrá buena música, lo prometo.
Vic: me lo pensaré....
Je: espero que vengas, quiero poder seguir platicando un poco más contigo, conociendote, eres una mujer fascinante.
Vic: gracias por el halago, Jeronimo, eres muy amable diciendo tal mentira.
Je: no es ninguna mentira, eres la mujer más interesante que he conocido jamás.