- Enserio muchas gracias, de no haber sido por ti me dejan peor.
- Ya deja de agradecer. Quien lo diría que seríamos compañeros de cuarto.
- Sí - rió tímido.
- Cómo te llamas, no es justo que solo tú sepas mi nombre.
- Joan, un gusto y de nuevo...
- Vuelves a decirme gracias y el que te va a partir la cara soy yo - advertí.
Solo rió al notar que no lo decía enserio, al parecer era un buen chico.
La habitación no era tan grande como me imaginaba, supongo que era por la cantidad de alumnos que hay aquí.
- Tienes un acento distinto.
- Soy de Cuba. Pero por lo que ví y oí en los pasillos hay de chicos y chicas de varios países ¿no?
- Sí, diversidad de nacionalidades, eso es divertido.
Asentí, al menos tenía la seguridad de que no era el único inmigrante buscando oportunidades nuevas.
Me senté a una distancia considerable, si iba a compartir cuarto con él era bueno irnos conociendo.
- ¿Por qué aguantas esos tratos?
- Quisiera no hacerlo, pero no tengo amigos aquí, soy algo tímido.
- Eso es precisamente de lo que se aprovechan, debes ponerte firme cabron - dije golpeando su brazo.
- Si estuvieras en mi lugar me entenderías - dijo con la mirada baja.
- Quizás, pero como no puedo...te ayudaré. Esta mierda va a cambiar.
- Creo que no entiendo.
- Desde hoy tienes un nuevo amigo, así que ya no estarás solo.
- Oh, eso es...¡Increíble!
- Lo sé. Anda vamos, llévame a conocer esta cárcel llamada secundaria - dije aburrido.
Me habían dado unos días libres para que vaya conociendo mi entorno, tome mis asignaturas entre otras cosas. Nunca he sido un mal estudiante a pesar de que no es mi pasión estudiar, de hecho gracias a eso estaba aquí.
El lugar parecía ser prometedor, era enorme para ser sincero y su antiguedad no parecía deslucir.
- Es grande.
- ¿El qué? Asere, especifica - reí.
- Creo que me has echo reír más de la cuenta, eres agradable.
- Quiero orinar, necesito un baño.
- Camina derecho, la última puerta a la derecha - indicó.
No esperé a más, el clima frío me hacía ir con más frecuencia al baño, quizás lo más difícil sería acostumbrarme a la temperatura de la ciudad.
- No puede ser que entre tanto espacio de este lugar el olor a mierda me persiga - comenté al notar la presencia de Christopher.
- Miren quién apareció, el becadito - rió.
- Uh, veo que me estás averiguando, muy bien, quizás te sorprendas.
- ¿Crees que por defender al tonto ese puedes creerte la maravilla?
- ¿Creerme? Mi amor, lo soy - lancé un beso.
Su brazo envolvió mi cuello evitando que pudiera avanzar, no hice fuerza alguna, no quería darle el gusto de verme débil.
- Eso lo veremos, porque te declaro la guerra estúpido de mierda - susurró.
- Uy, que miedo.
- Cállate - exigió aumentando su fuerza.
- Eso, dale más fuerte que soy resistente - reí.
Lanzó mi delgado cuerpo esperando que choque contra la pared, afortunadamente mis manos evitaron que mi contacto con esta fuera peor.
Solo escuché como la puerta se cerró con gran fuerza mientras yo negaba entre risas, no se esforzaba en disimular su descontento.
- Vi salir a Christopher.
- Lo supuse, si que me odia.
- ¿Discutieron?
- Solo me amenazó, no es nada - dije relajado.
- No dejará de hacerlo - comentó.
- Pues ya somos dos, porque no me voy a dejar. Es hora de que alguien le ponga un alto y ese seré yo.
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Imposible Quererte - Chriserick
FanfictionBajo un chico malo siempre existe un motivo.