Traté de ir lo más rápido posible, no sin antes dejar en claro que tanto Ellen y su hermano tenían prohibida la entrada.
Los nervios eran evidentes, ni siquiera era capaz de abrir correctamente la puerta.
- Christopher, dame un minuto para explicarte - pedí cerrando esta.
- Te dije que las mentiras no me gustaban.
- Lo sé, y ni siquiera me voy a excusar, sé que pude decírtelo antes y tuve oportunidad de hacerlo.
- Entonces no veo de que quieras hablar, ya me quedó en claro que tienes novia - dijo serio.
Su mirada cargaba decepción, no estaba llorando precisamente pero tenían un brillo que no era de felicidad.
- Por favor, amor solo un minuto - pedí nuevamente.
- Van a llegar mis papás, si quieres hablamos cuando regrese.
- No porque no quiero que te armes ideas que posiblemente no son.
- ¿Ideas? ¡Pero si te vi maldita sea! ¿Ese era tu apuro? Claro, no querías que la vea.
- Mi novio eres tú...¡ENTIENDE CHRISTOPHER! - grité desesperado.
Me miró por unos segundos, me sentía un completo cobarde, a tal nivel que su mirada provocó que yo baje la mía.
- Hubiera preferido que seas sincero, quizás hubiéramos tardado más en estar juntos, pero esto no estaría pasando - habló.
- Lo sé, soy un imbécil. Pero te juro que yo no estoy con ella desde...
- Hace cuánto. Anda dime, cuando fue la última vez que estuviste con ella - encaró.
A pesar de que habían pasado varias semanas de aquel último encuentro sexual, no era un gran lapso de tiempo.
- Hace una cantidad de semanas, cuando tuve la primera visita - respondí.
- ¿Y así me dices que no era tu novia?
- ¡Espera! - detuve.
- No quiero hablar demás Erick, deja que salga - advirtió.
- Si vas a salir, pero cuando hablemos, si te tengo que tener todo el día aquí te tendrás que quedar.
Vi como se quitó la mochila, parecía desafiante, aunque realmente mi intención no era que nos hiciéramos daño.
- Inténtalo - desafío.
- Chris, no quiero pelear, no me refiero a eso, cálmate.
- Pero eso estás buscando, no quiero hablar contigo, no quiero verte. ¿Cómo quieres que te lo explique?
- Sé que te duele...
- Y CÓMO QUIERES QUE NO.
- Amor.
- Te di mi confianza, a pesar de lo mal que comenzamos intenté dar vuelta la situación, lo hice, caí en tus provocaciones, qué más ibas a esperar. ¿A qué deje todo por ti? - reclamó.
No sabía de qué manera intentar de que al menos me escuche, estaba nervioso, mi cuerpo temblaba y tenía una lucha interna por no dejarme vencer.
- He sido sincero en todo Christopher, en los besos, en las caricias, en los detalles pequeños, todo es real, te lo juro.
- ¿Ella sabe de mi?
- Solo le dije que estaba con otra persona, mira, revisa los mensajes - propuse.
Retrocedió tomando nuevamente sus cosas, era desesperante todo esto.
- Espero que cuando regrese no insistas con el tema, aquí quedó y no te preocupes, pediré que me cambien de cuarto.
- ¿Qué? No, no harás eso - dije tomando su brazo.
El choque de mi espalda con la puerta del closet pareció debilitar mi equilibrio, más aún me impactó la forma en que una de sus manos presionó mi mandíbula.
- No te estoy pidiendo permiso maldito delincuente. ¿Crees que no escuché lo que dijo?
- ¡NO SOY UN DELINCUENTE!
- Dale las gracias a esa chica por abrirme los ojos, que error hubiera cometido contigo.
- CÁLLATE - empujé.
Quedé en completo silencio al sentir su mano empuñada, no era la primera vez que lo hacía, pero si la primera vez en que me dolía y no por la fuerza.