Complicaciones

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Ariana no tenía idea alguna de dónde se encontraba. Era una especie de parque en el que muchos juegos estaban rotos, y sólo una pequeña luz titilante de un farol lejano iluminaba pobremente el lugar. Estaba perdida, sin varita, con hambre y un terrible sentido de culpa que la carcomía por dentro.

Había abandonado a la única razón de su existir.

Su vida nunca había sido sencilla pero nunca se había quejado en voz alta; a muy temprana edad había aprendido que nada le ayudaba quejarse. Su madre había sido asesinada delante de sus propios ojos, y ella había sido raptada por los mismos Mortífagos que habían cometido aquel acto atroz. La habían tratado como a un elfo doméstico más, con castigos fuertes cuando hacía algo mal, con palabras crueles y miradas llenas de desprecio que no hacían más que hacerle desear haber muerto el mismo día que su madre.

Pero por un tiempo, cuando era más joven, su única esperanza fue su padre. Un padre al que apenas recordaba pero cuyo nombre jamás olvidaba. Albus. Albus Dumblendore, el gran mago que muchos idolatraban. Antes sus esperanzas de que él la estuviera buscando había estado siempre presenten en su corazón, pero había madurado y los años habían derrumbado todas esas tontas ideas. Si su padre no la había encontrado ya había sido porque no la estaba buscando, porque no la quería, porque no le interesaba su persona en absoluto. Y eso le causaba un terrible sufrimiento.

Después de un tiempo, el tratamiento hacia ella siguió siendo igual. La trataban con el mismo desprecio pero ante los ojos de su "amo" algo había cambiado. Ella dejó de ser la chiquilla, la adolescente desbaratada y se convirtió en mujer. Jamás se sintió así a pesar de que su cuerpo parecía haber madurado. A su modo de ver, nunca fue joven sino una anciana que esperaba ansiosa la llegada de su muerte. Nunca pensó tener algún tipo de atractivo, así que cuando aquel hombre le empezó a susurrar cosas morbosas al oído en los rincones no hizo más que asombrarse y estremecerse de repulsión. Jamás dio el brazo a torcer. Siempre buscaba una excusa para no quedarse a solas con él, para escapar de sus agarres, para hacerle ver que no estaba nada interesada en sus avances sin importar que luego se ganase duros castigos ante la negativa.

Pero un día, sin importar las veces que de su boca salió la palabra "no", el más terrible acontecimiento, algo que en su mente había visto venir, sucedió. Él la tomó sin consideración en el viejo sótano de la Mansión en la que trabajaba, causándole tanto daño físico como psicológico. Y lo sabía, ella habría sido capaz de perder la cordura si se hubiera enterado, tiempo después, de que un niño creía en su vientre. Su niño, su pequeño, al que ella había amado sin importar las circunstancias de su concepción. ¿Cómo podría haber renegado de él si aquel niño era la única cosa verdaderamente suya que había en el mundo? Porque ya ni siquiera su cuerpo le pertenecía.

Se abrazó a sí mismo, procurando el calor de sus propios brazos calentara su cuerpo. La noche se cernía sobre su cabeza amenazando con asfixiarla.

Dolor, ira, culpa. Se odiaba a si misma por lo que había hecho. Ella jamás había querido abandonar a la única persona que amaba en el mundo pero sabía que no habría tenido otra opción. Si no ella misma podía cuidarse en esas circunstancias, ¿Cómo podría cuidarlo a él?

Sintió sus ojos arder mientras se dejaba caer sobre un banco de piedra que parecía poco estable. Una lágrima traicionera escapó y se deslizó por su mejilla pero ella rápidamente se la secó.

Miró el suelo y tragó saliva en un intento de alejar el nudo de su garganta.

—¿Ariana?

Alzó el rostro rápidamente al oír que alguien pronunciaba su nombre. Hacía tanto tiempo que nadie le decía así.

El hombre que tenía frente a ella era muy mayor, con una prominente barba que alcanzaba su cintura. La miraba al rostro con una expresión acomplejada, llena de tristeza y un tanto de vergüenza. Y fue el color de sus ojos los que le dieron rápidamente a entender de quién se trataba.

Sentir causa demasiado dolorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora