Epílogo

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—¡Severus, no puedes hacerle esto, es sólo una niña!—exclamó frustrada Hermione.

Quería hacerle comprender pero cuando actuaba tan celosamente con su preciada hija y se le metía algo en la cabeza no había modo de hacerle cambiar de opinión. ¡Pero no podía ser siempre así! No iba a dejarle ganar esta vez.

—¡Puedo y lo haré! Soy su padre, Hermione y no me gusta nada como la mira ese mocoso...

—Ese "mocoso" es el hijo de Draco, al que siempre has querido tanto—le recordó colocando las manos en sus redondeadas caderas.

—¿Quererlo?—preguntó con los ojos inmensamente abiertos como si la idea le causara terror—¡Yo nunca dije que quiero a ese rubio! Igual que su padre, un tonto que apenas puede sumar y restar.

—Tiene seis años, Severus, ¿qué esperabas?

—Pues nuestra niña también tiene seis años y cinco meses más que él y ya puede escribir su nombre en línea recta en un pergamino con una de mis plumas y sabe cuánto es cinco más cinco...¿Scorpius puede hacer eso? ¡No!

Hermione tomó aire profundamente a la vez que tomaba asiento en uno de los sillones de la sala de su casa donde había iniciado aquella discusión. Aquello prometía ir para largo rato y lo mejor sería sentarse para no terminar con dolor en las piernas. Acarició su vientre redondeado con suavidad.

—¿Cuándo tengamos a nuestro hijo será igual? ¿Le impedirás que vaya a jugar con Scorpius?

—No, pero eso es diferente.

—¿Cómo de diferente?

—Él será un varón.

Severus la vio fruncir el ceño con disgusto y supo rápidamente el modo en que ella había interpretado sus palabras.

—No quise decir eso—murmuró rápidamente.

—Sí, quisiste decirlo. Es muy machista de tu parte, Severus. Si es varón que vaya a donde quiera pero si es niña que esté acá encerrada...

De hecho, sí era lo que había querido decir pero no era una cuestión tan machista como creía su esposa. Es que... ¡Se trataba de su niña! Su pequeña niña a la que adoraba con locura y la cual sentía una terrible predilección hacia aquel mocoso. ¿Qué es lo que le sucedía? Jugaba juntos cada vez que se veían hasta el punto de dejar de lado a cualquier otro niño. Incluso una vez los había visto tomados de la mano... ¡Eran niños, por todos los cielos, no debían de tomarse de la mano!

—Se trata de Elena—dijo—Ella es muy pequeña para juntarse con chicos... ¿Por qué no puede tener amigas como todas las demás niñas?

El ceño fruncido de Hermione se acentuó aún más.

—¿A caso las chicas no podemos tener amigos varones?—le preguntó su mujer.

Severus gimió, suplicando a quien fuera por algo de ayuda.

—Porque yo desde que empecé a ir a Hogwarts tengo dos mejores amigos—siguió diciendo ella.

—¡Por Merlín, Hermione!

—No, Severus, no exclames a Merlín ni a nadie, esto es entre nosotros—lo cortó—No veo nada de malo que ellos dos se lleven bien. Son amigos.

—Él quiere ser más que su amigo—gruñó.

—¡Tienen seis años!—exclamó—Y eso sólo un día. ¡Un día! Draco nos dijo que estará con ellos todo el tiempo. Los llevará a la feria, los alimentará, jugará y luego volverán. ¿Sabes lo que es que Draco quiera llevar a los niños a una feria muggle? Sé que ha mejorado mucho desde que comenzó a salir con Lizy pero nunca le ha gustado los eventos con tan llena de gente sin magia... y ahora fue él quien propuso la idea de ir.

Sentir causa demasiado dolorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora