ᏟᎪᏢᏆ́ͲႮᏞϴ ᏙᎬᏆΝͲᎬ

975 159 30
                                    

“asɛsɨռé a ʍɨ aռtɨɢüօ ʏօ քօʀզʊɛ ʍɨ
ռʊɛʋօ ʏօ tɨɛռɛ ʍɛʝօʀ ɨռstɨռtօ.”

14 de mayo, 2021

Asomé mi rostro por la ventanilla de la puerta, no logré ver nada, la clase ya había empezado y se me había hecho algo tarde, tenía que inventar una excusa rápido.

Golpeé suavemente la puerta esperando ansiosa y preocupada un reclamo por mi atrasó.

—Adelante —una voz profunda y varonil, muy diferente a la de mi profesor William atravesó la fina pared hasta llegar a mis oídos.

Tomé un poco de aire y con la mano en la manija le si vuelta y empujé la puerta, encontrándome con lo que había del otro lado. Un hombre de apariencia joven reposaba sobre el escritorio, apoyándose con un pie en el piso y el otro colgando ligeramente del escritorio.

—Hola —sonrió con confianza—. ¿Cuál es tu nombre?

Me tomó más de un segundo responder, mi garganta había quedado completamente seca, temía no poder hablar.

Intentando no bajarla mirada, respondí.

—Everly.

Sencillo y suave, casi en un susurro, pero lo suficientemente fuerte para oírse.

—Muy bien, Everly, yo soy Leo, su nuevo profesor de Epistemología, puedes tomar asiento.

Asentí con una leve sonrisa forzada, la incomodidad no me dejaba tranquila, caminé hasta el primer asiento, donde me deje caer.

Y entonces, le preste atención a su clase, como si mi vida fuera normal y no corriera peligro, como si no supiera que mi único amigo es un demonio y que alguien me visita en mis sueños para decirme que es malo.

🔺⛤🔺

Seguí con la mirada al pájaro, revoloteaba de un lado para otro, con esas pequeñas alas de un bello color llamativo, completamente tranquilo y en paz, imposible de no envidiar. De fondo los muy verdes árboles del bosque sé meneaban al ritmo del viento, en una suave danza que irradiaba tranquilidad.

Bebí de mi malteada de nuez, sin perderle detalle a lo que sucedía del otro lado de la ventana.

Los últimos días estuvieron tranquilos, todo estaba tan normal que lo que sucedió antes parecía solo un mal sueño.

—Everly.

—¿Si?

—Tengo que salir del pueblo y no te quiero dejar sola.

Deje de ver al pájaro, girando mi rostro encontrándome frente a frente con Belial.

—¡Vamos! Estaré bien, puedo cuidarme sola —sonreí.

—¿Por qué no vienes conmigo?

Él se ha vuelto loco.

No puedo dejar mis clases.

Resoplo frustrado.

—¿A dónde irás?

—Ire a Suiza a recuperar algo muy importante.

—¿Que cosa?

Dudó un segundo y se dejó caer en el respaldo. Dando una apariencia relajada.

—Acompáñame y descúbrelo —sonrió con burla.

Me cruce de brazos y fingi pensarlo. Luego de unos segundos respondí.

—Uhm... No puedo.

—No puedo dejarte sola, es peligroso.

Fall To HellDonde viven las historias. Descúbrelo ahora