VI

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Las risas y el choque de vasos resonaban por todo el lugar, le di un gran trago a mi bebida hasta terminarla.

—Aah, maldición, esto era lo que necesitaba. — le dije a Toshio mientras me recargaba en mi asiento.

—¿Tan malo fue tu día? — preguntó el pelinaranja con cierta diversión.

—No fue tan malo, pero sabes que no me gusta perder. — le expliqué con algo de cansancio.

—Hoy voy a dar una ronda por el lugar. — añadí, tenía el presentimiento de que algo pasaba en las calles.

Una chica se acercó y dejó 3 vasos más, uno para cada uno. —Este va por la casa. — Era Mizushima Tetsuko, la dueña del bar y amiga nuestra.

Los tres levantamos nuestras bebidas y miles de recuerdos llegaron a mi mente.

—Firmes cómo roca, libres cómo el aire, adaptables cómo el agua y salvajes cómo el fuego. — nos tomamos todo de un trago.

Era algo que siempre hacíamos cuando alguno lo necesitaba, antes de una gran pelea o... Ya no importa.

Me despedí de los dos y salí de ahí, sólo planeaba asegurarme que todo estuviera en orden.

Llevaba un rato caminando cuando un grito femenino se escuchó cerca de donde estaba.

Di vuelta en un callejón y vi a un hombre con un ojo protésico, tratando de quitarle las cosas a una chica.

No lo pensé dos veces y corrí a golpear a ese tipo.

—¡Hey, bastardo! — grité mientras lo alejaba, aunque sea un poco, de ella.

—¡Maldita perra! ¿¡Por qué no te metes en tus asuntos!? — exclamaba furioso retrocediendo un poco.

—Oh, creeme que este es mi asunto. — contesté con una sonrisa, le iba a dar una paliza y aún no se daba cuenta.

O al menos eso esperaba.

De inmediato trató de golpearme en la cabeza, por suerte lo esquivé y le di un golpe en el estómago.

Eso no pareció afectarle mucho pues comenzó a cubrir su cuerpo con músculos.

«Mierda. » fue lo único que se cruzó por mi cabeza en ese momento.

—Escucha, yo me encargaré de él pero necesito que corras en cuanto te diga, ¿De acuerdo? — pregunté para asegurarme que hubiera entendido.

Ella simplemente hizo un sonido de afirmación. Solté un suspiro y me preparé, el hombre nos veía con una asquerosa sonrisa.

—Ahora. — ordené al mismo tiempo que me impulsé hacia él para darle un golpe que ni se molestó en esquivar.

Escuché los pasos de Kohana alejarse y me relajé, desafortunadamente el bastardo me devolvió a la pelea de un golpe que me mandó directo a la pared.

—¿Qué mierda te daban de comer? — pregunté burlándome, debería dejar de hacer eso.

No quería usar mi quirk pero parecía no tener otra opción, escupí un poco de sangre, al parecer si fue un buen golpe.

Y justo cuando íbamos a atacar de nuevo, su cuerpo fue rodeado de cintas y sus músculos desaparecieron poco a poco.

Solté un suspiro de alivio, reconocería a ese tipo donde fuera.

—Me salvaste de una buena, Eraser. — dije acercándome con una alegre sonrisa que se transformó en una nerviosa al ver el rostro enojado del azabache.

La Heredera Dragón ll BnhaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora