Disociación

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Aquella misma noche les comunicaron a los 6 concursantes restantes la noticia del traslado de Anaju. En principio, sólo iba a ser visitada de urgencia por la psicóloga de la academia, pero después de un diagnóstico preliminar, ésta decidió reenviarla a un centro con personal más especializado. Los reunieron todos en el salón y aprovecharon para explicarles la situación con calma, debido a que el directo ya había terminado. Noemí le cedió la palabra a la psicóloga, para que los detalles fueran más precisos.

"La disociación es un mecanismo adaptativo que desconecta nuestra mente de la realidad cuando nos encontramos ante una situación límite que sobrepasa nuestros recursos psicológicos de afrontamiento.", les explicó la mujer, pacientemente. "Es una distancia de seguridad que reduce el impacto emocional, la tensión, el miedo y el dolor del momento."

"Pero, ¿en qué momento?", preguntó desconcertada Samantha. "Si parecía estar bien hasta que Mais le ha repetido veinte veces la misma pregunta en la cena y se ha quedado medio paralizada, como sorda".

La psicóloga asintió, consciente del impacto de aquella situación.

"Anaju no es plenamente consciente de las últimas 48 horas, aproximadamente", les informó, dejando a los chicos estupefactos. "Aún no estoy segura, porque eso lo determinarán los profesionales con los que está ahora mismo. Pero creo que es una estimación bastante exacta."

"¡Dios mío...!", Nia se llevó las manos a la cara.

"¿Esto es por lo de nuestra pelea del otro día? ¡Dígame, por el amor de dios y lo que usted más quiera, que no es por eso o me mato aquí mismo, señorita!", se mortificó Hugo, llevándose las manos a la cabeza, impotente.

"Hugo, tranquilízate. Esto normalmente es por un episodio que la paciente no ha logrado superar y por lo que sé, y de primera mano, es que vuestro pequeño desencuentro ya había sido resuelto", lo tranquilizó, de manera tajante. "Estamos hablando de una situación que no solamente no ha superado, sino que ni siquiera ha afrontado. Su psique la ha bloqueado deliberadamente. Es muy probable que Anaju ni siquiera sea consciente de ella."

Noemí observó a los chicos con verdadero pesar. Quizás no habían calculado bien el impacto de la vuelta a la academia después de una pandemia mundial. Inevitablemente, la culpa empezaba a darse paso en su conciencia por haber sometido a aquellos niños a semejante estrés y presión. Tomó la palabra con el poco sosiego que le quedaba.

"Su familia está de camino. Su madre y su tío llegarán en un par de horas. Y ya nos han informado desde el centro de salud que Anaju está estable y tranquila. Pero claro, es una situación delicada. Sabéis que las cámaras siguen grabando, a pesar de haberse desconectado el directo de youtube. Nos hemos visto obligados a revisar estas 48 horas para ver en qué momento Anaju se vio sobrepasada por cualquier situación. Incluso hemos revisado la gala entera.", les informó, a su pesar. "Espero que sepáis que nada de vuestra convivencia en privado se ha registrado, es por eso que no hemos sido capaces de encontrar el momento exacto en que la mente de Anaju decidió desconectar."

Cogió aire y guardó unos segundos de silencio, intentando formar bien las palabras en su cabeza. "Sé que no tenemos ningún derecho a pediros esto, pero esperamos que comprendáis que es por el bien de Anaju, quien verdaderamente es incapaz de decirnos qué ha ocurrido. Así que no nos queda más remedio que deducir que, sea lo que sea que haya ocurrido, ha sido fuera de cámaras y en vuestra privacidad."

Se hizo un silencio incómodo, denso y rotundo.

"No hace falta que lo digáis ni aquí ni ahora mismo. Solo os pido que, por favor, si alguien tiene idea de lo que le ha podido suceder, que acuda a mí en cualquier momento del día y el asunto quedará, por supuesto, entre nosotros.", les aseguró, en un último intento. "Evidentemente mañana vamos a tener que justificar a la audiencia la ausencia de Anaju, pero sólo con un comunicado acordado con ella y su familia. Hasta que no sepamos su diagnóstico exacto, todo esto son especulaciones, por supuesto. Pero, como ya os podréis imaginar, no es seguro que vuelva a la academia como concursante, si la causa de todo esto ha sido el estrés y la presión. Aquí, ante todo, prima vuestra salud, tanto física como mental."

Todo el grupo quedó desolado y cabizbajo.

"Las clases y la academia, en general, seguirán igual. Sólo que la actuación del trío que teníais con Anaju, Nia y Sam, de momento queda aparcada, ¿de acuerdo?"

Ambas asintieron, apesadumbradas.

"Por mi parte, y estoy segura que por la de todo el equipo que formamos este programa, os quiero pedir disculpas si hemos podido causaros cualquier tipo de angustia o desequilibrio al decidir regresar tan temprano. Somos conscientes del sobreesfuerzo que habéis hecho durante los meses de cuarentena pero claro, no estamos aquí dentro, no vivimos lo que estáis sintiendo, o padeciendo. Sólo vosotros sois consciente realmente de vuestros límites y de cómo los afrontáis.", cogió aire de nuevo y evitó las lágrimas a duras penas. "Que sepáis que nunca, jamás, en mi vida profesional me he encontrado en una situación como esta y de verdad que me sabría muy mal si, por confiarme o por forzaros más de lo debido, he contribuido a lo que le ha ocurrido a Anaju. De corazón os pido disculpas y os suplico, por lo que más queráis, que por favor a partir de ahora os manifestéis, nos habléis, os comuniquéis con nosotros y nos mostréis vuestros límites. Y si hay que parar la actuación, la clase, el pase de micros o lo que haga la santísima falta, se para. Por favor, no lleguemos nunca más a estos límites", les suplicó con sincera consternación.

Llegaron a un acuerdo tácito después de hablar un poco más del asunto, cada uno aportando su experiencia hasta el momento. Se sinceraron, esta vez con toda la comodidad del mundo, y la directora de la academia, junto con la psicóloga, los escuchó e intentó guiar en lo que era, normalmente, la recta final del programa. Acabaron todos agotados, como si les hubieran dado una verdadera paliza.

Se dispusieron todos a regresar a sus camas, sin mucha esperanza de dormir ni un ápice. Menos Eva, que le siguió los pasos a la directora.

"Noemí...", la llamó a unos pasos de distancia, antes de que la mujer alcanzara la puerta por la que ya había salido la psicóloga.

Cuando se giró y vio a la gallega, no pudo evitar una sonrisa cansada, aunque agradecida.

"Sabía que no me fallarías...", le abrió la puerta para que pasara antes que ella. "Venga, vamos"

Cuando nadie miraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora