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-" Quisiera ver tu rostro al abrir mis ojos, quisiera que tus dedos se paseen en mi cabello, quisiera mil caricias y besos al dia...completamente tuyos, no sé desde qué punto de nuestra historia empecé a desearlo...pero, es mucho pedir?"-
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Normal, un dia en el que aquella chica humana tenía que verse obligada a tempranas horas de la mañana a subir la montaña más cercana de su aldea por una extraña hierba.
La conseguirias a diario para tu pobre madre, que no dejaba de tener dolor a menos que dispusiera de la hierba. Eras inteligente, la tercera vez que fue a la montaña, se canso de estar subiendo la montaña así que habias agarrado un gran puño, suficiente para tres días, pero luego de haber guardado las sobrantes y darle a su madre las suficientes, pero ese día llegaron como 5 demonios que un cazador de demonios de tu aldea derrotó...
Te llevaste la regañada del siglo, y entendiste que la hierba que llevabas no podía ser almacenada por humanos, ya que se alimenta de su vitalidad y atrae a los espíritus malignos...pero, cómo demonios funcionaba para tu madre, pues era un efecto inverso. En la montaña hay miles de espíritus y la hierba se alimenta de sus deseos codiciosos...purificando hasta que alguien la ingiera y sea aliviada...una hierba de lo más rara.
Dejando que tu respiración se viera envuelta por la bruma del aire y la presión en tu pecho, seguiste adelante...por más que llevarás días que se contarian como dos meses tu cuerpo aun no lograba acostumbrarse...
Tn:- Es f-frustrante...he o-ido de q-que el cuerpo se a-costubra a una rutina en 30 días....e-entonces porque aun no siento ninguna diferencia!-
Te caíste de bruces contra el suelo y sin ganas de levantarte solo giraste tu cuerpo para estar boca arriba, el cielo era difícil de ver...pero sabías que estaba oscuro y que aun no salía el sol, se supone que para cuando el sol se levante tu ya estarias dandole la medicina a tu madre...
Cerraste los ojos por un segundo pero rápidamente los abriste al escuchar unos pasos desesperados junto a los gritos de lo creías era una pequeña niña...te levantaste y los seguiste sosteniendo un talismán que empezaba a brillar en tu mano, la cadena que posaba en tu muñeca se separó en perlas individuales y al encontrar a la niña de cabellos negros con múltiples heridas la atrapaste entre tus brazos, gritando unas palabras internas las perlas de tu cadena formaron una barrera, lo suficientemente grande como para las dos...
??: SESSHOMARU- SAMA!!!-
Los llantos de la niña no cesaron y eso atraía a más espíritus que se golpearan contra tu barrera, dolía, eras apenas una aprendiz de sacerdotisa pero esto era más de lo que pudieras soportar...Obviamente tenias alguna habilidad, que estupido ser serias si te pusieras a subir una montaña llena de cosas que te matarían en un parpadear...
