Levantarse y caer.

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Gun 

En aquel entonces.

Me quedo en la cama durante una semana. Me cuesta trabajo incluso ir al baño. Al principio mi padre insiste en ayudarme a duchar. No puedo persuadirlo de que no necesito ayuda, así que me quedo allí, con los hombros caídos, el cuerpo encorvado, los ojos cerrados, el agua fría cayendo sobre mi cuerpo golpeado. Después de tres días, todavía estoy sangrando, y la visión de la sangre dando vueltas alrededor del desagüe de la ducha le causa repulsión. Me dice entonces que hasta que no esté mejor debo permanecer en la cama.

Tenía razón sobre mis contusiones. Al menos las profundas sombras de color púrpura en mi rostro se desvanecen rápidamente. Para el momento en que tengo que volver a la escuela, son de un tono verde y amarillo enfermizo, pero con una sutil aplicación de maquillaje se vuelven casi invisibles.

Puedo caminar solo si lo hago lentamente, pero mi padre me lleva a la preparatoria de todos modos, como dijo que haría. Veo a Off esperando por mí, como de costumbre, pero no me ve al pasar en el coche. Pretendo no notarlo.

Nadie me habla en los pasillos de la escuela. Los otros estudiantes pasan de una clase a la otra riendo y bromeando, ajenos al hecho de que el mundo ha terminado. Off y yo no compartimos ninguna clase, así que no lo veo hasta la hora del almuerzo en la cafetería. Deja caer su mochila en una mesa vacía y me hace señas en cuanto me ve.

—Ahí está mi pequeño. —Me envuelve en un abrazo y me da un beso, y ni siquiera supe cómo responderle. Estoy tan aliviado de verlo.

También me siento fatal, porque tengo que decirle lo que ha pasado y no sé cómo. No seré capaz de encontrar las palabras adecuadas para hacer la noticia menos dolorosa; lo matará. Me besa suavemente, ahuecando su mano detrás de mi cuello, y siento que me hago pedazos. Al otro lado de la cafetería, Tay y New gritan de alegría cuando Off me besa.

Solo me quedo ahí, Off parece feliz y aún no quiero cambiar eso. Su mano se mueve entre nosotros, acariciando mi vientre en secreto, tratando de saludar a nuestro bebé. Nuestro bebé que ya no está.

Toma el bolígrafo que tiene detrás de la oreja y lo sostiene frente a mí.

—Necesito un nuevo dibujo —dice, levantando la manga de su sudadera, dejando su brazo al descubierto—. He echado de menos mis ilustraciones originales de Gun Atthaphan.

—Off, será que podemos...

Mueve el bolígrafo frente a mi rostro, con una sonrisa angelical.

—¿Por favor?

Tomo el bolígrafo, sin ver que el pequeño dibujo apresurado que creo en su muñeca es un pájaro. Un pájaro azul, para ser precisos. Estoy a tres segundos de estallar en lágrimas. Off lo nota.

—Whoa... Whoa, qué demonios, Gun. ¿Qué pasa? —Off luce decaído, por un momento creo que descubrió que ya no estoy embarazado.

Pero luego se anima—. Oh, mierda. Ya lo sabes, ¿verdad? ¿La has visto? —Y sé que no tiene ni idea.

—¿Si he visto qué?

—La foto que te tomé hace un par de semanas con el moretón bajo el ojo. El que conseguiste por jugar lacrosse[1]. Yo... —Hace una mueca—. Dios, sé que debería haber preguntado, pero era una foto espontánea y estabas en New York, y, bueno... la he vendido.

Mi estómago se encoge. Sé perfectamente de qué foto está hablando. Volvía a casa una noche y mi pade estaba completamente borracho. Ni siquiera había hecho nada malo. No tenía ninguna excusa cuando me golpeó con el cinturón, dándome en un lado del rostro con la hebilla. Un centímetro más y me habría dejado ciego. No había manera de ocultarlo, así que papá me había entrenado para decir que me lo había hecho en un juego de lacrosse. Off no dudó de mí. No le di ninguna razón para hacerlo. Sin embargo, me había pedido que le permitiera tomar una foto con su Leica. Dijo que la contusión contrastaría locamente en su foto. Finalmente le dije que podía hacerlo. Nunca ni en mis sueños más salvajes se me ocurrió que alguien más la vería.

Calicó |OffGun|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora