Adios (parte II)

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Gun

El presente.

El funeral tiene lugar tres días después.

Llevo una camisa azul claro a rallas, con unos jeans ajustados, justo lo que estaba planeando llevar la noche que Off me pidió ir con él a la fiesta.

Off confesó quitarle a Beem, todas las cosas de mi madre, me sirvieron perfectamente.

El día es brillante y fresco. La agobiante humedad que tenía ahogada a la ciudad se ha aligerado y una suave brisa fría juega con las ramas del enorme roble que preside el cementerio de la iglesia católica de la Inmaculada Concepción. Parece como si el viento nos estuviera susurrando mientras nos reunimos alrededor de la pequeña tumba, con las cabezas inclinadas, tristes pero aliviados.

P'Godji, Tay y New son las únicas personas que acudieron. Nadie más importa. La única persona que me hubiera gustado que estuviera aquí también es la mamá de Off. Piensa igual que yo. Puedo leerlo en su rostro. Aunque de algún modo sé que está aquí. La pequeña tumba que preparamos para nuestro hijo está justo sobre la suya. Sé que esté donde esté, está cuidando de nuestro bebé del mismo modo que nos cuidó cada día.

Joss fue un regalo del cielo cuando le contamos lo que queríamos hacer. No hizo preguntas cuando le dijimos que no teníamos ningún papel.

No dijo una palabra cuando le dijimos que no podía revisar el cuerpo.

Él y Off salieron a primera luz del día y cavaron un hoyo poco profundo sobre la tumba de aquella mujer. Con el tiempo haríamos que un cantero viniera y grabara el nombre de nuestro hijo en la lápida junto a la de ella, pero por ahora Off me pidió que pintara un grupo de pájaros en el mármol pulido. Se borrarían. En poco tiempo, el sol y el viento los desgastaría hasta que desaparecieran, pero por ahora era un tributo apropiado..

New solloza incontrolablemente mientras Joss está de pie junto a la gran pared y habla. Off y yo somos uno, me rodea con los brazos, apoyo la cabeza en su pecho. Nos consolamos el uno al otro

mientras escuchamos.

—Sé que ninguno de ustedes va a misa, así que ni siquiera tratemos de fingir —comenta Joss, lanzando una mirada desconcertada a nuestro pequeño grupo—. Pero soy un hombre de Dios y creo en su infinita bondad. Los niños son uno de sus más sublimes regalos. Hay muchas citas que podría leer ahora mismo, algunas directamente concernientes a la muerte de un inocente, pero pensé que este trozo en particular de las escrituras era apropiado. Es del Cantar de los Cantares de Salomón. —Se aclara la garganta y continúa en voz baja—. Mi amado me habló y me dijo: Levántate, oh amiga mía, hermosa mía, y ven. Porque he aquí que ha pasado el invierno, se ha mudado, la lluvia se fue. Se han mostrado las flores en la tierra, el tiempo de la canción ha venido y en nuestro país se ha oído la voz de la tórtola. La higuera ha echado sus higos, y las vides en cierne dieron olor. Levántate, oh amiga mía, hermosa mía y ven. —Joss se gira hacia nosotros y sonríe con tristeza.

 —Off y Gun, su hijo fue llamado hace mucho tiempo, pero aún permanece con ustedes. Cuando dos almas se unen para crear una vida, cada una ofrece una pequeña parte de sí misma a su hijo. Una vez que está hecho, ni siquiera la muerte puede cortar los lazos entre ellas. No necesitan creer en un dios para creer en esto. Puede que esta no sea una teoría que mis superiores acepten necesariamente, pero importa qué somos o quién nos creó, todos somos energía. Y la energía que se une por amor no puede ser separada. No por el tiempo. No por la pena y el dolor. Ni siquiera por el velo de la muerte.

Off me acurruca con fuerza ahí parados, como estatuas, mientras Joss termina su sermón. Habla amablemente y con elocuencia, hace que P'Godji se dé la vuelta y se aleje para limpiarse los ojos con la esquina de un pañuelo.

Calicó |OffGun|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora