Culpa

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Off

El presente.

—No lo entiendo. —Sigo mirándolo, intentando averiguar de qué demonios está hablando, porque simplemente no tiene sentido—. Me dijiste en la escuela que era solo una de esas cosas. Que a veces ocurrían los abortos espontáneos. ¿Y ahora dices que fue tu padre? ¿Que descubrió que llevabas a mi hijo y te golpeó hasta que lo perdiste?

—Sí. Me sentí muy culpable. Tenía que irme. Iba a pedirte que vinieras conmigo, pero...

—¿Pero?

—Fui allí esa noche, Off, y tu madre estaba muy enferma. Eras el único allí para ayudarla. La amabas e ibas a perderla. ¿Qué habrías hecho si te hubiese pedido que te fueras?

—Habría hablado contigo para que te quedaras. Conmigo. Podrías haberte mudado a mi casa. Sabes que a mí mamá no le hubiera importado. Especialmente si hubiera sabido lo que te sucedía. ¡Joder, Gun! No puedo creer esto.

Parece exhausto, agotado por su confesión.

Lentamente, envuelve una de las fundas alrededor de su cuerpo desnudo con las lágrimas cayendo por su rostro.

—No podría haberme quedado cerca de esa casa ni un momento más. No podría haber vivido aquí, justo en la puerta de al lado, sabiendo por lo que había pasado en ese sótano. Él nunca me hubiera dejado ir. Tú lo habrías entendido. Habrías venido conmigo, Off, y tu mamá te necesitaba.

Ambos se necesitaban el uno al otro. No podía hacerlo.

—No eras tú el que tenía que tomar la decisión, Gun. No puedo creer que no me lo dijeras. —Me levanto y voy a la cocina donde dejé mi ropa. Me pongo los bóxers y los vaqueros y luego le llevo la ropa a Gun al sofá que está inundado por la raída y vieja tela que ha quitado de la mesa de café. Toma su manojo de cosas y rápidamente se viste sin mirarme. Me apoyo contra el quicio, observándolo, dividido entre gritarle y llorar. Pasó por eso solo. Pasó por todo eso solo y yo lo habría apoyado.

Hubiera cuidado de él si me hubiera dado la oportunidad, pero eligió llevar la carga en su propia espalda y mira lo que pasó.

—Entonces, ¿estabas aquí? Todo ese tiempo que pensé que te encontrabas en Nueva York, ¿estabas aquí?, ¿en la puerta de al lado?, ¿en el sótano?

Gun entierra el rostro en las manos, sollozando. Su cabeza sube y baja. No puede hablar. Tengo que precipitarme de vuelta a la cocina. Me inclino sobre el fregadero y vomito, con el estómago tenso, la espalda tensa, todo tenso mientras me doy cuenta de lo que eso significa. Estuvo solo. Gun aparece silenciosamente en la cocina todavía llorando, aunque parece haber recuperado el control. Coloca una mano en mi espalda y me doy la vuelta sujetándola por la cintura.

—¿Me amaste alguna vez? ¿En aquel entonces? —le pregunto.

—Por supuesto que sí. No podía respirar sin ti la mitad del tiempo, Off.

—Entonces, ¿cómo pudiste haberme ocultado algo así? ¿Cómo no confiaste en mí lo suficiente para dejarme mantenerte a salvo?

Agacha la cabeza, tragando con fuerza.

—Siempre confié en ti, Off. Siempre confié en ti. Pero todo fue tan duro en el momento, y sabía cuánto te afectaría. Saber la verdad sobre lo que había pasado te habría destrozado y era demasiado tarde para mantenerme a salvo. Estaba más allá de la salvación. Y... tú todavía estabas bien. Todavía tenías luz. Sabía que perder a tu madre iba a ser bastante doloroso para ti. No podía añadir más dolor y sufrimiento sobre ti. No podía hacerlo.

—Maldita sea. Podría haberlo soportado, Gun. —Empiezo a pasearme de un lado a otro por la pequeña cocina, intentando sacar la frustración que siento, pero no puedo. Solo se hace más y más fuerte, acumulándose, hasta que se apodera completamente de mí.

Estoy tan enfadado, tan listo para explotar de rabia, que no sé qué hacer conmigo. Por fin dejo que me posea. Me entrego al efervescente y burbujeante caos dentro de mí y lo siguiente que sé que es estoy golpeando el puño contra la placa de yeso de la pared de la cocina. El polvo blanco vuela por todas partes, obstruyendo el aire, pero no puedo hacer que me importe una mierda. Gun grita, retrocede envolviendo los brazos a su alrededor. Se ve muy asustado y, por un latido, lucho por entender por qué. Lo hago cuando una pequeña voz en la parte de atrás de mi cabeza susurra: "fue golpeado, idiota. Su padre usó la violencia contra él durante años. Por supuesto que va a asustarse si empiezas a darle puñetazos a las cosas".

—Dios, Gun, lo siento. Joder. Ven aquí. —Está rígido como una tabla y temblando como una hoja cuando la sostengo contra mí—. Nunca, nunca te haría daño, no importa lo enfadado que esté, Bluebird. Lo siento, no debí hacerlo.

Mi mano late de dolor, mis nudillos están rasguñados y amoratados, pero nada duele ni de cerca tan desesperadamente como el corazón.

Gun llora contra mí, sus lágrimas caen por mi pecho desnudo, y los dos nos quedamos así durante un rato. Sé que está sufriendo. Ha estado sufriendo durante todos estos años. Me duele por él, por todo lo que ha tenido que pasar, pero también estoy un poco resentido. Si hubiera tenido fe en nosotros. Si hubiera confiado en mí para protegerlo. Seguro, era un adolescente idiota en ese momento, pero el amor que teníamos era real.

Habría dado mi vida por él si hubiera pensado por un instante que estaba en peligro. Hubiera movido montañas y contenido los mares si eso significaba ponerlo a salvo.

Finalmente, Gun deja de llorar. Me mira con sus ojos amplios y húmedos y me pierdo en sus ojos. Le dije una vez que parecían la furiosa tormenta en la superficie de Júpiter, y todavía es así. Es la criatura más asombrosa y fascinante que jamás he conocido.

Realmente es como un pájaro... pequeño, cauteloso, complejo y hermoso. Y preparado para tomar vuelo a la primera señal de peligro.

—Necesito que te vayas ahora —le digo.

Su rostro cae, como si hubiera estado esperando que esto sucediera desde que habló. Como si ya lo hubiera aceptado.

—Por supuesto. Está bien. Lo entiendo.

—Solo necesito un tiempo para procesar todo. No puedo hacerlo cuando me estás mirando así.

Asiente.

—Sé que probablemente no vas a perdonarme, Off, pero tienes que saber que me he arrepentido de mi decisión cada día desde que me despedí de ti. Sé que debería habértelo dicho y sé que debería haberme quedado.

Me suelta y se va silenciosamente de la cocina. Me quedo mirando el puto agujero gigantesco que acabo de hacer en la pared que conecta con la sala y, por primera vez en doce años, me siento vacío.

Y es un maldito alivio.

Calicó |OffGun|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora