Prólogo

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“Sigo esperando que vengas a mí, Algún día cuando olvides tus responsabilidades, o sencillamente cuando olvides quién eres y quién fuiste. En algún momento pensé que sería fácil limpiar tus lágrimas, pero nunca soltaste una sola de ellas.”

Sé que él me mira, sé que siente por mí al menos un poco de lo que yo siento por él, sólo que a veces es una persona tan complicada, quiero decir que realmente entiendo su situación, pero no puedo hacerlo, mi lado optimista me dice que lo suyo se puede superar con esfuerzo y con un poco de amor-el cual yo le daría, por supuesto- y que saldría adelante, me amaría y seríamos felices.

Bah, un sueño sólo mío porque él no quiere lo mismo.

Lo he ayudado incontables veces, y creo fervientemente que cuando lo hacía, mi mirada reflejaba el porqué de mis acciones, es decir, yo era algo así como Romeo y él es mi Julieta.

Ay no, esa historia no, prohibido mencionar esa puta historia.

Prosigo, mi historia con él es sencilla, precisamente por eso, porque no la hay, entre él y yo tristemente no existe una historia concreta. Cuando empecé a cuidar de él en el centro de rehabilitación no me imaginé que llegaría a ser tan importante para mí, cuando lo vi sólo se miraba igual de miserable que todas las personas que entraban por esas puertas, su expediente médico dictaba lo mismo que la mayoría allí, un cuadro de depresión, entre muchas cosas que ya había visto antes.

Sólo que hubo algo que me llamó la atención, en sus ojos negros brillaba algo. todas las personas tenemos distintos brillos en nuestros orbes, pero en los de él, había esa clase de brillo que te grita “ayúdame” y a la vez te empuja con un “aléjate”. Sí, tuve la intención de acercarme y sanarlo, supongo que en parte lo hice, y en parte no también, porque la mitad de su ser estaba muy lastimada, muy rota y me odiaba por querer sostenerlo.

Le dije muchas veces que podía hablarme de sus problemas, que sus pensamientos serían acogidos por mí y que, si necesitaba mis brazos, yo me iba a quedar a su lado, y en esas estuve por un tiempo largo rogando, y sin quererlo, me enamoré, desinteresadamente, y tal vez él también, no lo sé, luché por sus palabras, por encontrar la verdad en lo poco que me hablaba, porque era tan difícil sacarle más que tres oraciones.
Sostuve sus brazos cuando quería caminar un momento sin muletas, de hecho, por mucho tiempo fue así, por mucho tiempo deseé que todo fuera diferente y pudiéramos amarnos, sin embargo la realidad era otra, pues él decía que conmigo las cosas serían mucho más complejas y en una de tantas veces que estuve allí, pareció caer en cuenta de eso de nuevo, y sus gestos hacia mí cambiaron de golpe, aunque en su mirada siguiera viendo algo de amor, sus acciones me lastimaban.

Me mentía, me decía que no bebería más y lo seguía haciendo, se dañaba él mismo, si me acercaba me empujaba o me gritaba, y no nos hablábamos hasta que nos encontrábamos al otro día en los pasillos de la universidad.

Insisto y lo digo en tiempo presente porque, aunque me duelan sus palabras sé que él desea amor, solo que no confía en mí lo suficiente como para abrir su corazón; deseo que algún día corra a mis brazos y cuando ese día llegue, yo lo estaré esperando.


Escrito por ElPenedeagustd

Be Kind- YoonMin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora