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~Bienvenidos a Hope, continuacion del fic "Life"

Un sonido irritante proveniente de la alarma inundo el departamento, acompañada de un gruñido una mano se dejo caer en el aparato apagándolo.
-Genial, un nuevo día- Murmuro la dueña de aquella mano tirando de las sabanas fuera de su cuerpo.
Arrastrando sus pies por la casa se preparo un café negro y luego de una ducha estaba lista para empezar el día.
-"¿Donde estas?"- La voz de su compañera estaba desesperada.
-En el estacionamiento- Rio llegando al hospital.
-"Llevo una hora haciéndome cargo de tus pacientes idiota"- Gruño claramente molesta.
-Te llevo un café.
-"¡No solucionaras todo con café!"- Ella rio mientras la chica al otro lado del teléfono le gritaba.
-Lo lamento Robín, estaré allí en un segundo- Colgó y estaciono su auto, tomo el café y corrió dentro del gran edificio.
-Me debes una hora- Frunció el ceño con molestia tomando el café.
-Agrégalo a la lista que se que llevas- Le guiño un ojo y acomodo su bata frente a la vidriera.
-Uy tu paciente estrella- Rio disimuladamente mientras tomaba su café.
-Demonios- Susurro observando a la castaña que leía una revista en la sala de espera.
-Vamos, no es tan malo- Rio empujándola -Ve por ella tigre- Le susurro en el oído sonrojándola inmediatamente.
-Pase por favor- Hablo automáticamente mientras se dirigía a su consultorio.
-Gracias Doc- Sonrió enseñando sus dientes.
-Señorita Arias, dígame ¿Que le sucede esta vez?- Intento sonreír pero esa mujer encendía todos sus nervios.
-¿Como sabe que no he venido a invitarle un café otra vez?- Sonrió maliciosamente.
-¿Esperanza?- Sonó mas como una súplica.
-Me ofende Doc- Fingió estar herida -Pero esta en lo cierto, no me he sentido bien- su rostro cambio drásticamente.
-Oh- Ahora se sentía culpable -¿Que le sucede?
-Siento una presión en mi pecho, es momentáneo e inesperado como si el aire comenzará a faltarme- Llevo su mano acariciando la zona inconscientemente -He tenido alucinaciones mientras duermo, mis manos tiemblan sin control de repente y sin tener ninguna razón- Murmuro y sus ojos se oscurecieron.
-¿Ha comido algo fuera de lo común? ¿Sustancias extrañas? ¿Alcohol? ¿Drogas?- La Señorita Arias parecía realmente ofendida.
-Usted sabe que tengo una hija- Frunció el ceño con molestia -Jamás haría algo como eso sabiendo las consecuencias- Cruzo sus brazos claramente molesta.
-Lo siento pero es protocolo debía preguntar- Sus mejillas se enrojecieron.
-Solo dígame que debo hacer- Suspiro.
-Le hare una cita para sus estudios mañana a primera hora- Comenzó a llenar su formulario -Y también le hare una cita con nuestra psiquiatra- La queja de la castaña lleno todo el lugar.
-¿Tu ex? ¿Es broma verdad?- Gruño.
-¿Cuantas veces debo decirte...- Se interrumpió a si misma y negó -¿Cuantas veces debo decirle que ella no es mi ex?- La castaña giro sus ojos.
-Claro- Guardo silencio mientras observaba como la Doctora llenaba su hoja -¿Eso no debería hacerlo yo?
-Se su historia clínica a la perfección Señorita Arias- Contestó sin observarla.
-¿Aun así me pregunta si consumo drogas?- Sus mejillas volvieron a encenderse, cuando intento disculparse, la castaña levanto su mano -No es necesario ¿Ya puedo irme?- Había un extraño muro entre ellas.
-Claro... aquí tiene- Le entrego un papel con la información de su cita.
-Gracias, la veré mañana Doctora Danvers- La fría manera de pronunciar su apellido le había molestado, incluso cuando la castaña ya se había marchado.
-Wow ¿Que hiciste?- Robín sonreía divertida mientras cruzaba la puerta.
-No se de que hablas- Volvió a concentrarse en terminar de completar el formulario.
-¿Estas bromeando?- Rio -Esa mujer te ha seguido por seis meses intentando sacarte una cita y de pronto un día se marcha a los 10 minutos de haber entrado y como si la llevara el mismísimo diablo- Sonrió con burla mientras la Doctora Danvers se encogía en su asiento.
-Pude...- Suspiro -Haber preguntado si consumía drogas o alcohol- La risa estruendosa de su colega la hizo sonrojar -¡Basta! Es protocolo- Hizo un puchero cruzando sus brazos.
-Tu sabes que esa mujer tiene una hija a la que adora con toda su alma- Sonrió.
-¿Acaso eso la omite de sus posibles adicciones?- Intento defenderse.
-Tu sabes que con ella si- Levanto una ceja.
-Si lo se- Suspiro -Solo estaba siendo idiota- Mordió su labio -¿Crees que deba disculparme?- Robín levanto sus hombros.
-No lo se, tu eras la que quería sacársela de encima, lo lograste tigre- Sonrió.
-Pero no lo quería así- Murmuro suspirando.
-Tienes lo que pides Danvers- El aparato en su cintura comenzó a sonar -Una emergencia, debo irme- Le sonrió -Bien hecho tigre- La Doctora Danvers levanto su mano para arrogarle un libro antes de que la morena se largara.
-Mierda- Tomo un profundo suspiro antes de volver a su labores.
Sabia que había sido una idiota, podría excusarse con todo el mundo con el protocolo, pero Robín la conocía desde la Universidad y sabia que mentía.
La solitaria Doctora Danvers solo tenia a dos personas en el mundo, Robín y su madre, todos los días se convencía que no necesitaba a nadie mas, siendo esta la razón principal de que su ex se haya marchado.
Pero aunque lo intentara sentía que algo no encajaba, desde muy pequeña sabia que algo andaba realmente mal en ella, a muy temprana edad fue diagnosticada con depresión, algo que había intentado ocultar de todos incluso de su colega y amiga, pero cuando Robín había descubierto sus antidepresivos, ella simplemente unió los puntos y lo relacionó todo con el abandono de su padre a sus 15 años... Alex no la corrigió, no se atrevió a decirle que su depresión había empezado años antes de que su padre se fuera, incluso la noticia de el se había marchado no había dolido tanto como debería, sentía que era una situación que ya la había vivido y se dedico a contener a su madre, aunque el agujero en su pecho palpitara con otro tipo dolor. Su adolescencia "popular" como una niña que lo tenia todo, solo la hacia sentirse vacía y ansiosa por acabarlo todo. Jamás había intentado atentar con su vida... pero no significaba que la idea no hubiera pasado por su mente en distintas ocasiones.
No sabia que sucedía, que le sucedía a ella, que estaba mal en su vida, lo había tenido todo, una pareja estable, una carrera muy prometedora, una madre amorosa y una amiga increíble... sin embargo, algo no estaba bien, algo extraño le sucedía, algo que no la dejaba relacionarse con las demás personas, Robín la había obligado prácticamente a ser su amiga pero incluso a ella no era capaz de serle sincera y Dios sabe que lo había intentado.
-Bien- Tomo una de sus pastillas, su jornada laboral había terminado, incluso Robín se había marchado hacia tiempo, pero ella seguía allí, con horas extras que no necesitaba en su bolsillo, pero es que ella simplemente no podía volver a su departamento, intentaba pasar el menor tiempo allí, ese lugar le provocaba escalofríos pero era incapaz de cambiarlo, algo simplemente la aferraba y alejaba de ese solitario lugar.
Cuando se decidió a quedarse en el área de Urgencias su supervisora estaba tentada a enviarla a casa como el día anterior, pero sabia que eso solo terminaría en una discusión innecesaria. Cuando el sol comenzó a figurar entre las nubes por la mañana y Robín se acerco rellenando la taza de su café con una mirada desaprobatoria supo que ya era de mañana, tal vez se había esforzado demasiado, quizás tendría que haber tomado algunos descansos o haberse marchado a casa luego de que había terminado sus horas... no... no podía hacer aquello, aquel departamento estaba maldito, estaba condenada a tenerlo y no utilizarlo, aquello era una tortura, tal vez podría quedarse en el hospital toda su vida, dormir en su auto y...
-Buenos días Doctora Danvers- La voz de una castaña irrumpió en sus pensamientos.
-Buen día señorita Arias- Refregó sus ojos hasta notar otra presencia -Lo lamento, estoy algo distraída hoy- Se levanto y extendió su mano -Soy Alexandra Danvers.
-Lena Luthor- Sonrió con amabilidad la ojiverde.

HopeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora