Alia
Jamás sabría lo que me esperaba. Ni siquiera adivinando lo peor, sin embargo, quería saberlo. Quería darme un lugar en todo esto y me enojaba el hecho de que ni siquiera me tomaban como alguien que vale la pena, sino como una niña.
Por lo tanto, temí por un segundo cuando el muchacho me miro y sonrió, despues de ello mantuve mi posición autoritaria y fui guiada hasta el jefe de ellos. Un asiático llamado Kamal Hasan quien al verme y el muchacho decirle algo al oído me sonrió lascivamente y se levantó.
Tragué saliva ocultando mi nerviosismo y endurecí la mirada.
- Alia... - sonrió acercándose a mí - He escuchado mucho de ti – comentó tomando mi mano.
Levanté una ceja mirándolo con soberbia. No sabía qué hacer en estos casos, nunca había tenido que pasar por aquello pero solo me guie por las actitudes que vi por casi un mes de Asher frente a sus socios cuando venían a cenar y a Ludovico cuando hablaba con su hijo tan duramente.
- ¿Sí? Al parecer soy famosa y ni me había enterado – afirmé divertida mirándolo como mejor pude entre la diversion y la soberbia.
Era lo peor, no me sentía como yo. Sentía que quien hablaba no era yo, que la chica que hablaba un fluido italiano frente a un asiático en un despacho igual de grande a mi habitacion rodeado por hombres de negro, la pareja del callejón y el muchacho del tatuaje del dragón no era yo. Nunca sería capaz de ser así, pero tenía que mantener la farsa. Fingir fuerza para que me ayudaran o de lo contrario estaría en un muy grave problema.
- Creí que lo sabias, despues de todo Asher lleva buscándote toda la tarde... - comentó dejando caer la mano para volver al escritorio en el centro de la sala de madera de cerezo combinando con la pared roja principal y las demás de un color hueso – Suerte que te encontré primero yo.
- De hecho, fui yo quien los encontré – me encogí de hombros recorriendo la mirada arrogante – pero no hace mucho la diferencia.
Kamal se sentó frente a su escritorio y apoyó las piernas sobre el escritorio. Me quedé observándolo parada a unos metros de él y él sonrió tomando lo que parecía un cubo rubik pero era plateado y en vez de cubos, eran esferas pequeñas.
- No sabía que Silas tenía una novia como tú. Se nota que eres... - giró el cubo de esferas observándolo con detenimiento para despues girarse a verme tomándolo entre las dos manos - ...diferente.
Me analizó con la mirada de arriba abajo mientras el muchacho del tatuaje me observaba detrás de Kamal a su derecha con los brazos cruzados sonriéndome con malicia.
Dudé por un momento de quebrantar la imagen que estaba dando pero tenía que seguir con ella, el muchacho del tatuaje sabía cómo era en verdad. La chica débil que está pérdida entre las calles de Roma y no la novia de un mafioso con actitud arrogante, manipuladora y que todo le da igual o le divierte de manera malvada. No soy ella.
Estaban dos Alias en un mismo cuerpo, y el del tatuaje lo sabía. Sabía que actuaba y le divertía verme así.
- Eso me han dicho – afirmé mirando al del tatuaje fijamente.
- También he escuchado que tú tienes la clave – afirmó Kamal haciendo que me girara a verlo apareciendo un gesto de confusión.
- ¿Qué clave? No sé de lo que hablas – negué mirándolo sin entender.
- Veras, Alia... - se levantó y caminó hacia mi jugando con el cubo entre sus manos – Silas te dio una clave muy importante. Nadie sabe cómo, pero lo hizo y me he enterado que Asher se hizo con tu diario, donde casualmente anotaste inconscientemente la clave. Así que, tu querida amiga, me serás de mucha utilidad por ahora
ESTÁS LEYENDO
Mírame - #2 - Trilogía Sentidos
RomanceTodos tenemos sueños. Unos sueñan con una vida mejor, otros con tener mucho más de lo que ya tienen porque no conocen el límite entre soñar y obsesionarse. Yo tuve muchos sueños, pero ahora... Mi sueño era muy simple. Mi sueño era escapar... o morir...