XIX

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Alia

Entré en silencio a la biblioteca mientras mi corazón martilleaba y mis mejillas estaban tiesas por las lágrimas que derramé mientras Silas me consolaba abrazados hasta que él se quedó dormido y yo aún seguía despierta, recordando cada detalle de lo sucedido, rememorándolo hasta destruirme un pedacito más.

Sabía que Don Angeo estaría aquí, lo sucedido hacia unas horas en la mansión podría tenerlos en vilo y necesitaba hablar con él.

- Eres obstinada – afirmó entre una nube de humo de su cigarrillo.

Me volteé a verlo caminando hacia el asiento libre frente a el – Así es...

- Es bueno, demuestra que te interesas por esto, pero Alia... - murmuró recargando los brazos sobre el escritorio acercando su rostro a mí - ¿Por qué no descansas? Creí que estarías mal por lo sucedido con tus padres.

Negué apretando la mandíbula. Mis padres, no sabía de ellos o si ya Asher los habría matado y botado sus cadáveres a un rio, temía que eso se hiciera realidad a sí que volví a negar manteniendo la mirada fija en don Ángelo.

- Tengo una propuesta para usted, sé que no se negara ante ello porque ambos ganamos – afirmé erguida todo lo que podía manteniendo a raya mi duelo y ansiosas ganas de ir con Silas para quedarme dormida en sus brazos o al menos estar protegida por ellos.

- ¿Propuesta? Hasta donde sé... - tomó una bocanada de humo – ya teníamos un trato de que descifrarías el código.

- Esto es distinto – musité sabiendo el peso que tendría las palabras y lo que cambiarían mi vida por completo.

- ¿Y qué es? – expulsó el humo estrellándose en mi rostro. Me analizó con la mirada fijándose en mi determinación a hacer algo, no podía quedarme sentada viendo cómo pasan las horas y no sé nada de mis padres, como la impotencia se apodera de mi cuerpo terriblemente mientras lo único que hago es quedarme quieta y esperar que otros salven a mis seres queridos, no. Esta vez yo debo hacerlo, es hora de ser valiente y asumir mi responsabilidad.

- Yo...

- No te entiendo

Tomé aire – Asher está obsesionado conmigo y la única forma de que puedas tener un infiltrado nuevamente en la familia, en el propio núcleo de la familia... - objeté decidida - soy yo.

- ¿Por qué crees que Asher confiará en ti? – preguntó enarcando las cejas maquinando cada estrategia en su cabeza.

Suspiré – Soy su debilidad. Él no quiere a sus padres, lo pude ver en mi estadía allí, mucho menos a Katherina, además, está tan obsesionado con tenerme que no dudará de lo que realmente haré, piensa que soy débil. Una chica asustada es una ventaja para mí, Don Ángelo y ambos lo sabemos. Mi imagen de chica asustada, débil e inocente derriba toda defensa de aquel que me conoce. Siempre me subestiman – finalicé tragando saliva.

Estaba lista para hacer aquello. Quería demostrarles a todos que podía ser igual de fuerte y valiente que todos en esta casa, que podía burlar cualquier defensa y mi imagen de chica indefensa siempre las derribaban, debía usar a mi favor la obsesión que tiene Asher con tenerme. Debía hacerlo si quería volver a recuperar a mis padres.

- ¿Y cómo piensas llegar a él?

Sabia más que nadie que yo era la clave para todo ello, Asher no confiaba en mí, pero tampoco me veía como una amenaza y durante todo el tiempo que estuve duchándome y observando por la ventana, ideé este plan suicida. Sabía más que nadie que aquello que haría puede que quedara prisionera, pero no iba a permitir que mis padres sufrieran por mis decisiones. Fui yo quien decidí seguir con Silas a pesar de saber que pertenecía a la mafia, fui yo quien me enamoré de él y ahora debía pagar las consecuencias de quedarme a su lado y lastimosamente no serían para nada buenas, no quería que Camille me odiara por el resto de su vida si mis padres morían por mi culpa.

Mírame - #2 - Trilogía SentidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora