XXV

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Silas

Mi padre se acercó lentamente donde nos encontrábamos. Al llegar se giró a ver a Alessandro.

- Averigua si lo que dijo es verdad – tocó su hombro calmado. Mantuve mi desesperación raya y solo analicé la situación.

Alia sabía que estaba actuando, había vivido con él cuando la secuestró y podía intuir que la razón por la que se lo llevó, era para derribar toda defensa y alerta que hubiera en su mente acerca de que fuera una amenaza.

- ¿Qué ha sucedido? – pregunté cortando a Alessandro que hablaba sobre estar pendientes e investigar la muerte de Ludovico.

Pero sabía que mentía, podía sentirlo, al igual que esto era una trampa.

Alia hizo un ruido con la boca poniéndome en alerta – Cálmate. Todo está en orden – murmuró volviéndose a sumir todo en un silencio sepulcral.

Respiré viendo que Enzo se acercaba sigiloso.

Me tendió un caso con licor – Confía en ella. Es muy fuerte – animó mientras caminábamos.

- Lo sé, pero siento que algo anda mal – nos acercamos a Aurora, quien me abrazó y miró fijamente.

- Sonríe, todos pueden ver tu preocupación – sonrió fingiendo haberme contado un chiste.

Solté una carcajada fijándome que apartaron la vista de mí y agradecí tener a mis amigos cerca.

La espera se hacía eterna y con cada segundo que pasaba, mi incertidumbre aumentaba al igual que el punzante pensamiento que gritaba "trampa". Finalmente, Alessandro se acercó mientras tomaba un sorbo de Whisky.

- Tenías razón. Se trata de una trampa – musitó fingiendo tomar un trago observando las parejas bailar.

Asentí - ¿Dónde se encuentra Ludovico?

Franco apareció al otro lado – En Francia – finalizó sin detener su caminata a cualquier parte.

Lo sabía, pero no había noticias de Alia y me preocupaba. Traté de comunicarme con ella, pero parecía que se lo había quitado o simplemente Asher se habría dado cuenta y lo rompió.

Sin perder tiempo, me encaminé a las escaleras pero Asher apareció con Alia como escudo humano apuntando con una pistola en su cabeza. Todo se sumió en el más profundo silencio mientras veía como bajaban las escaleras, siendo nuevamente prisionera.

No quería verle así y solo bastaba con que sacara mi arma de la cinturilla del pantalón, para poder matarle, pero debía respetar su decisión y continuar con el plan. Así que aguardé sin quitar contacto visual de ambos y como todo a mí alrededor cobraba sentido. Era su plan inicial pero solo debía callar y observar impotente.

Y no podía odiarlo más...


Alia

Tomé una bocanada de aire y bajé las escaleras sintiendo el cañón de la pistola presionar con leve fuerza mi sien. Detrás de mí se encontraba Asher y en todo momento, no aparté mi vista de Silas.

Ver su impotencia, me destruyó...

Ver su decisión al ubicar la mano detrás, donde sabía que se encontraba su arma y luego detenerse, me hizo sentir la peor persona por obligarle a prometerme aquello.

La noche anterior...

Envuelta en sus brazos le relaté mi plan y en todo momento se mantuvo callado, atento a mis palabras.

Podía prever la impotencia que tendría al verme en aquel momento, pero aun así, continué relatando detalle a detalle el plan que había ideado con su padre y como se llevará a cabo un plan de contingencia... y lo aceptó.

- Básicamente me pides que no haga nada cuando aquello suceda ¿verdad? – se levantó haciéndome girar a verle que me miró con cautela y confusión.

Sabia el peso de mis palabras y lo que le estaba pidiendo, pero ahora que sabía una parte, debía saberlo todo. Quería que lo supiera, y así el dolor fuera mínimo en comparación a que creyera que todo lo que hago es real. Pero todo lo actuaré y así mismo, él ahora debía actuar conmigo como mi cómplice.

Asentí viéndole en la oscuridad – Hay algo más...

Me observó en silencio para que continuara, pero ahora que lo veía apoyar mi decisión, me sentía más triste sin saber una verdadera razón de ello.

Tomó mi mano dándome consuelo.

- Debes prometer que pase lo que pase, no buscarás la manera de detenerme cuando suceda.

Inmediatamente apartó su mano de la mía, viéndome con una profundidad que me hizo querer ver hacia otro lado, pero mantuve mi vista fija en él mientras la tormenta e impotencia se desataba en su interior.

Finalmente asintió, tomando mi rostro entre sus manos.

- Lo prometo, amor.

- El que intente el más mínimo movimiento, la mato ahora frente a ustedes – amenazó – así que apártense de nuestro camino.

Silas dio un paso, pero en ese momento, Asher quitó el seguro del arma deteniéndole.

- No sabía que quisieras ver muerta a tu amada, Silas – se burló mientras tragué saliva susurrándole un "Te amo" y negando levemente despues.

Poco a poco, todos se apartaron de nuestro camino a la entrada principal, donde los guardias abrieron las puertas mientras veía por última vez su mirada desesperada e impotente.

Al salir, Asher apartó el arma llevándome al auto mientras escuchaba como Silas corría en mi dirección, pero me adentré y abroché el cinturón cuando salió y en el momento que vi a lo lejos por el espejo retrovisor su silueta tratando de perseguir el auto. Este había acelerado lo suficiente para no quedar rastro de la más leve persecución.

Me giré a ver a Asher, que sonrió viendo a la carretera acelerando aún más mientras en mi interior se desataba una guerra de emociones encontradas.

Una parte de mi estaba feliz y hasta aliviada de poder encontrarme en el auto con él, porque significaba que lo había logrado. Y otra parte que me recordaba a la Alia de hace meses, solo quería esconderse a llorar, sabiendo que lo que vendría sería difícil y me encontraba asustada por ello.

Pero debía hacerlo...

Debía, si quería recuperar a mis padres...

Debía, si quería recuperar mi vida...

Y debía, si quería poder algún día volver a casa con los que amo.

Supe desde aquel momento que mi nuevo sueño ahora era distinto. Era muy simple...

Mi nuevo sueño era matar...o morir. 

Mírame - #2 - Trilogía SentidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora