Alia
La noche pronto llegó y en el balcón acompañada por Sara, la chica que en la mañana me observaba dormir, tomé un café repitiéndose en mi mente sus palabras.
"Prometo respetar tus decisiones y cuando estés lista para que me permitas siquiera tomar tu mano, esperaré sin enfurecer"
Cuando lo dijo, recordé a Silas. Su promesa la noche anterior y no pude evitar soltar una lagrima solitaria viendo las estrellas que inundaban el cielo nocturno.
- Sara... - llamé limpiando la lagrima sonriéndole, quien me veía con un tono de preocupación – ve a dormir, estaré bien en las noches.
- Pero señorita – se detuvo al ver la decisión en mi mirada y asintió, segundos despues se retiró de la habitación.
Sabiendo que mi habitación debía ser grabada, me encaminé al baño y apagué la luz en busca de algún dispositivo de escucha o video, pero no se vio ninguna luz roja como me había enseñado Tyler y saqué de la suela de mi zapato la hoja bien doblada.
En ella estaba el cifrado en clave morse para poder comunicarme con los DiCaprio y me quité el brazalete que me había regalado Silas junto al relicario. Al contrario de este último, el brazalete poseía una peculiaridad y es que Alessandro lo había modificado para que el rubí funcionara como un botón por el cual podía lanzar una señal comunicándome con ellos, pero para encenderlo, debía presionar el cuarto diamante que se encontraba rodeando la pulsera.
Anoté rápidamente el mensaje y como debía cifrarlo. Me tomó alrededor de una media hora poder hacerlo y cuando terminé, me volví a colocarlo en el tobillo para no ser visto y escondí la hoja en el interior del sostén, donde había hecho un bolsillo interior días antes de venir.
Salí del baño en la oscuridad y me cambié acostándome a dormir, recordando los brazos de Silas rodeándome, usando una de las tantas almohadas para fingir por un momento que era a él quien abrazaba hasta quedar profundamente dormida.
Silas
El sol cayó sobre mi cuerpo y podía sonreír por el calor que emanaba, calentando mi cuerpo. A mi lado, estiré el brazo despertándome de súbito al recordar que Alia no se encontraba allí acostada.
Amaría ser calentada por el sol en un día donde se avecina el invierno. Alia amaba el sol calentándole en las mañanas, bromeando que en Canadá era difícil que sucediera por los cambios climáticos y el invierno casi eterno que había allí.
Me arreglé y encaminé al despacho de mi padre despues del desayuno, donde pidió una reunión de urgencia. Al parecer Alia ya se había podido comunicar en la noche. Emocionado, caminé lo más calmado que me permitía mi mente mientras mi corazón saltaba de la emoción por saber cómo se encontraba.
Mi padre sonrió cuando crucé la puerta al igual que Alessandro terminaba de anotar el mensaje. Al final apagó el telégrafo eléctrico.
Me acerqué al escritorio de mi padre y Alessandro me pasó el papel. Rápidamente comencé a traducir las palabras de derecha a izquierda como me había explicado Alia. Según sus instrucciones, no se fiaba de que no hubiera un telégrafo eléctrico donde los Ferrer, por lo cual, cada mensaje estaría escrito de derecha a izquierda con cada tres palabras en un idioma distinto.
Italiano, francés, inglés y español.
Nos tomó alrededor de media hora cuando finalmente lo logramos con Alessandro. Quien leyó el mensaje en voz alta
- Hora del plan Apolo en el punto de partida... - mi padre se sentó en su escritorio analizando el mensaje – libertad de salir pero observada y custodiada.
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Mírame - #2 - Trilogía Sentidos
RomansaTodos tenemos sueños. Unos sueñan con una vida mejor, otros con tener mucho más de lo que ya tienen porque no conocen el límite entre soñar y obsesionarse. Yo tuve muchos sueños, pero ahora... Mi sueño era muy simple. Mi sueño era escapar... o morir...