Alia
Aguardé en la entrada de la mansión mientras mi mejor amiga salía para poder ir a clases juntas, despues de la charla con don Ángelo, acordé esperar a tomar una decisión y antes de tomarla, debía hablar con Silas.
Estábamos juntos en esto, así que debía saber que yo tenía conocimiento de la mayoría de la historia y las razones por las que quería pertenecer a toda esta guerra que en primeras se detonó con mi llegada a sus vidas.
- ¡No encontraba mi diadema! – gritó Sam desde lo alto de las escaleras de la entrada con una gran sonrisa en el rostro y su diadema favorita en la mano.
Por un momento fue como volver en el tiempo a cuando estábamos en casa e íbamos a clases juntas despues de que pude recuperar la vista y en cierta forma estaba demasiado alegre porque podía continuar mis estudios a pesar de toda la situación en la que nos encontrábamos.
- Llegaremos tarde – entré al asiento de atrás con ella mientras se acomodaba la diadema – deberías alistar lo que te pondrás la noche anterior
Sam se burló sacando un pequeño espejo de su bolso – Alia, soy de las chicas que va con el viento... - hizo un puchero mientras salíamos de la mansión y los guardaespaldas de la entrada se mantuvieron impertérritos – no me gusta dejar las cosas con tanta planeación.
Esta vez fue mi turno de burlarme – Entonces deberías considerar el madrugar – Franco me observó por el espejo retrovisor con una leve sonrisa.
Inmediatamente mi mejor amiga se giró a verme con sus grandes ojos azules centelleantes, me abrazó en broma, dejándome aturdida cuando plantó un beso en mi mejilla muy sonoro.
- El día que madrugue, será el fin del mundo – se sinceró haciendo que asintiera – y no creo que quieras que acabe el mundo mientras sigues virgen
Golpeé con un puño a Sam sintiendo mis mejillas calentarse de la vergüenza mirando rápidamente a Franco que seguía manejando con tranquilidad.
- Publícalo entonces – comenté con sarcasmo tocando mis mejillas para tratar de bajar la rojez.
Sam se tocó el mentón – Podría... - me observó con una sonrisa, estallando en una carcajada que invadió todo el auto mientras más me ruborizaba y ella negaba divirtiéndose con la situación.
- Te odio – susurré con una sonrisa en el rostro
Me abrazó eufórica – Me amas, así como yo también te amo y sé que darías la vida por mi... - me miró fijamente en medio del abrazo haciendo que al estar tan cerca pudiera apreciar más sus pecas en la nariz, eran muy tenues pero al observarla de cerca tenía una belleza exótica que hipnotizaba con su carisma latente.
- Sabes que si – confesé contestando su abrazo.
Despues de ello, anduvimos todo el camino hablando de manera más tranquila mientras de vez en cuando Sam se divertía con mi vergüenza y bromeaba haciendo que me ruborizara y en ocasiones le diera golpes suaves para que no dijera nada. Tampoco es como que estuviéramos solas y no quería que de pronto Franco contara de mi conversación a Silas.
Al llegar a la universidad, franco abrió la puerta del lado donde me encontraba sentada y al salir, pude sentir las miradas de varios que se encontraban en el campus sobre mí, Sam por su parte salió del otro lado saltando y entrelazó su brazo al mío cuando estuvimos una junto a la otra. Nos despedimos de Franco y subimos los escalones para entrar al edificio.
Pocos sabían en el campus que Silas y yo éramos pareja, pero a pesar de ello, se sabía que estamos involucrados de alguna forma y que Asher estaba muy interesado en saber de mí, lo que ocasionaba que me sintiera en muchas ocasiones en las clases o cuando estábamos sentadas en las zonas verdes del campus, de alguna forma observada y criticada por todo lo que comprendía yo en su totalidad.
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Mírame - #2 - Trilogía Sentidos
RomanceTodos tenemos sueños. Unos sueñan con una vida mejor, otros con tener mucho más de lo que ya tienen porque no conocen el límite entre soñar y obsesionarse. Yo tuve muchos sueños, pero ahora... Mi sueño era muy simple. Mi sueño era escapar... o morir...