Alia
Podía sentir mi respiración pausada invadiendo aquel lugar. Escuchaba como mi corazón martilleaba en mis oídos y la incertidumbre se apoderaba de mi cuerpo tembloroso bajo el agua helada que corría.
Tomé una respiración y observé mi reflejo a mi lado...Escuché como las chicas llamaban a la puerta de mi habitación y decidí salir cubriendo mi cuerpo.
Quería huir, pero no podía hacerlo...
Quería ser un poco menos cobarde...pero al ver la mirada expectante de mi hermana al abrir la puerta, todo tomó su lugar en mi mente.
- ¿Aun no te arreglas? – sonrió entrando observando que Silas no se encontraba dentro.
Me giré a verle cerrando la puerta – No pasé muy buena noche
- Ya lo creo – me observó acercándose para abrazarme – se lo mucho que los extrañas.
Acepté su abrazo – Lo lamento, Camille. Por todo
Ella negó – Para nada. Enamorarse no es un delito o de lo contrario todos en este mundo deberíamos arrepentirnos por anhelar ser amados aunque sea una vez en la vida.
Sonreí asintiendo – Te amo, hermana.
Camille sonrió comenzando a darme muchos besos por todo el rostro – Y yo también te amo, aunque algunos días desee asesinarle – Bromeó soltando ambas la carcajada.
....
En aquel almuerzo, me sentí más que nunca parte de aquella hermosa familia.
Entre risas y anécdotas, comíamos y compartíamos ocultando en el fondo la guerra que se desataba en nuestro interior y amé en aquellos instantes sentirme tan normal como me permitió la situación y el tiempo en que sucedió aquel almuerzo.
Maia había regresado por la gala y junto a Sam chismearon acerca de su viaje a Paris y la universidad de ambas. Amaba ver como se habían vuelto tan unidas, porque significaba que tal vez no había arruinado y aislado su vida como lo creía cada mañana al despertar.
Camille por su parte compartía tiempo muy seguido con Anastasia, sabía que en ella veía una segunda madre y la sabiduría que podía ofrecerle era mucho más gratificante que ver como hablaba con Sam con naturalidad.
- ¿En qué piensas? – abrazó mi cintura, atrayéndome más a él.
Sonreí viendo la maravillosa vista de Roma desde la terraza de la mansión – Estoy feliz y en paz – musité girándome a verle.
Sonrió dándome un beso en la nariz - ¿Desearías que fuéramos más una pareja normal?
Me humedecí los labios volviéndome a ver el paisaje. Era un pensamiento que jamás se me había cruzado por la mente. Ser una pareja normal...
Sentía la incertidumbre de Silas por mi respuesta, pero esta era unánime y segura.
- Lo somos, Silas... - sonreí recargándome en su pecho – siempre lo hemos sido.
Silas negó besando mi coronilla - Me refiero a poder ir a citas como cualquier otra pareja, ir a casa de tus padres y hablar de libros con tu padre mientras espías con incertidumbre detrás de la puerta. Colarme por la ventana de tu habitación y dedicarte serenatas cuando nos peleemos – me hizo cosquillas haciéndome reír negando.
- Aún podemos hacerlo – afirmé sonriendo al cielo cuando depositó un tierno beso en mi cuello.
- Entonces vamos, antes de que se den cuenta – murmuró en mi oído sonriendo.
ESTÁS LEYENDO
Mírame - #2 - Trilogía Sentidos
RomanceTodos tenemos sueños. Unos sueñan con una vida mejor, otros con tener mucho más de lo que ya tienen porque no conocen el límite entre soñar y obsesionarse. Yo tuve muchos sueños, pero ahora... Mi sueño era muy simple. Mi sueño era escapar... o morir...