15. It would not the first time.

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Caminé hasta la cocina y tomé una botella de agua mientras oía los gritos de Isaac.

– ¿¡Por qué decidieron que matar a Alaska era buena idea!?– dio un portazo y caminó hacia mí.– Acabas de arruinar mi corazón, Avyanna, ¡al igual que John Green! Jamás volveré a leer en mi vida.

– ¿Al menos lo terminaste?– negó y dejó el libro que le había prestado sobre la mesa.– Hey, despacio niño.

– Es que… no pudo morir, era el mejor personaje.– palmeé su espalda y arrastré el libro hacia él.– Dime que termina mejor, por favor.

– No te prometo nada, pero yo también estaba furiosa.– me alejé por las escaleras y lo oí bufar.

Abrí la puerta de mi habitación y me senté en la silla frente a mi computadora. Resoplé y cerré los ojos, viendo la imagen del día anterior.

*
Ya habían pasado dos días desde la muerte de Boyd, y Derek no aparecía por ningún lado. Había revisado en el bosque, obviamente en su apartamento y hasta en las afueras de la ciudad, pero nada. Yo sabía que estaría bien, es Derek, él siempre aparenta estar bien. Pero de igual manera quería hablar con él, que sienta que podía contarme como se encontraba y que llore todo lo que tenía que llorar.

Me encontraba sentada en el auto, esperando a Isaac. Scott me pidió que vaya por su amigo, ya que estaría en detención por unas cuantas tardes. No sabía qué había hecho para ganarse casi una semana de castigo, pero tampoco tenía mucho que hacer, así que prefería mantener la cabeza pensando en otra cosa.

Decidí bajarme de la camioneta y caminar por algún lugar, de todas formas faltaban veinte minutos para que Isaac saliera. Recorrí las canchas de Lacrosse, las afueras de la escuela y luego, cuando iba a regresar al auto, escuché un grito.

– ¡Derek!– volteé rápidamente y corrí hacia donde provenía la voz.– Al fin estás aquí.

Jennifer corrió hacia Derek y éste la levantó del suelo, tomándola por la cintura para luego besarse.
Sentí mi sangre hervir y apreté la mandíbula. Caminé con pasos fuertes y rápidos hasta llegar al auto.
Cerré la puerta con fuerza una vez dentro y golpeé reiteradas veces el volante. Sentía las lágrimas querer salir de mis ojos. Apoyé mi cabeza contra el respaldo del asiento y tiré de mi cuero cabelludo.

La puerta del acompañante se abrió y Isaac se metió, estaba lloviendo.

– ¡Vamos por un helado, yo invito!– volteó a verme con una sonrisa gigante, pero se borró instantáneamente.– ¿Qué pasó?– acercó su mano a mi mejilla y secó unas lágrimas.– Hey.

– ¿Por qué te interesa?– pregunté arrancando el auto.

– Porque eres como la hermana que nunca tuve, y no quiero verte mal.– sonreí y sentía más lágrimas recorrer mi cara.– Vayamos por un helado y luego me cuentas.

*

Abrí los ojos. Los tenía un poco cristalizados. Sacudí la cabeza y abrí los correos electrónicos que tenía marcados como Importante.

Facultad de Ciencias Médicas.- Universidad de Rosario, Argentina.

Le comunicamos por la presente que su ingreso ha sido positivo, y en el siguiente archivo se adjunta la carpeta de temas para su exámen de ingreso oficial.

𝚂𝚌𝚊𝚛𝚕𝚎𝚝 𝙴𝚢𝚎𝚜.¹ || 𝙳𝚎𝚛𝚎𝚔 𝙷𝚊𝚕𝚎. || [𝚃𝙴𝚁𝙼𝙸𝙽𝙰𝙳𝙰] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora