1. Tattoo.

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Empacó sus cosas y subió a la camioneta. Dedicó una sonrisa a su padre y arrancó el automóvil. Pasó todo el viaje pensando en cómo afrontar a su madre y a su hermano pequeño, y cómo contarles su nueva... adquisición.
Frenó en un lugar para ir al baño y comer algo. Tenía mucha hambre. Compra las galletas favoritas de Scott y decide seguir su viaje.

Mira fijamente en su vidrio retrovisor y ve que hay un papel pegado.

"No debiste de salir de tu casa"

Gira la cabeza en todas direcciones, no encuentra a nadie. Escribe la respuesta y la deja en el suelo, junto a la gasolinera.
Arrancó el viaje, y luego de unas horas estaba en Beacon Hills. Frenó justo en la puerta de su casa. ¿Aún podía llamarla así? Hacía cinco años decidió irse con su padre, el cual ni siquiera escribía cartas o contestaba mensajes, y de un día al otro estaban viviendo juntos. Tal vez Scott se lo reprocharía, pero esperaba que no fuese así.

Lo extrañaba tanto, a él y a su madre. Se había ido y, si bien hablaban todos los días, quería abrazarlos y pasar tiempo con ellos. Era sorpresa su visita. Así que esperaba que en la casa hubiera gente.
El reloj marcó las ocho. Bajó del auto y caminó hasta el portal de la puerta. Dubitó unos minutos entre tocar timbre o salir corriendo, pero decidió tocar la puerta levemente.

- ¡Está abierto, Stiles!- se oyó desde adentro.

Su corazón se aceleró. ¿Stiles seguía siendo el mejor amigo de Scott? Pf, por supuesto. Eran como uña y carne. Tocó el picaporte y, lentamente, lo giró. A continuación abrió la puerta y asomó la cabeza, no había nadie.
La sala estaba tal y como la recordaba. El sillón, las zapatillas de Scott tiradas por cualquier lado, la ropa del trabajo de Melissa... nada había cambiado.
Cerró la puerta a su paso y caminó hacia la cocina.

- ¡Scott, por favor, a desayunar!- Melissa no se había dado cuenta de su presencia.

Avy soltó algunas lágrimas de felicidad y tocó su hombro. Melissa se volteó rápidamente y los huevos revueltos cayeron con el plato incluído. Comenzó a llorar y abrazó tan fuerte a su hija que parecía que la iba a matar. Soltó un grito de felicidad y llamó a Scott.

- ¿¡Qué pasa!?- Scott bajó las escaleras gritando, preocupado y se acercó a la cocina. Sus ojos se alumbraron cuando vio a Avyanna con los brazos extendidos y corrió hacia ella.- Volviste... al fin.

- Por supuesto, no iba a dejarte la herencia sólo a tí.- los dos rieron y se separaron.- Lo siento, debí volver antes.

- Nada de lo siento, sólo... ¡regresaste!- gritó Melissa.- Y me debes un plato.

- ¿Que tal vivir con papá?- Avyanna formó una línea recta con los labios y los apretó.- ¿Tan mal?

- ¡No! Es sólo que... bueno, hace tres años que vivía con mi novio, porque papá trabajaba todo el día y no quería estar sola.

- ¿Y dónde está tu novio?

- En nuestra anterior casa, y es mi ex.

- Oh, lo siento reina.- Melissa sobó su espalda y besó su frente.

- Era un idiota, no hay problema- volvió a sonreí, igual que los otros dos.-. ¿Qué tal tú, Scott?

- Bueno...- se rascó la nuca y miró la hora en el reloj.- ¡Ups, llego tarde!

- ¿Te llevo?

𝚂𝚌𝚊𝚛𝚕𝚎𝚝 𝙴𝚢𝚎𝚜.¹ || 𝙳𝚎𝚛𝚎𝚔 𝙷𝚊𝚕𝚎. || [𝚃𝙴𝚁𝙼𝙸𝙽𝙰𝙳𝙰] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora