Capitulo 5: No era lo que esperaba

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El domingo pasa rápidamente, cuando menos lo pensé me estaba esperando que llegara la hora que me indicaron

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El domingo pasa rápidamente, cuando menos lo pensé me estaba esperando que llegara la hora que me indicaron. Me vestí con una falda lápiz azul marino a la rodilla, con una blusa blanca manga larga de botones, fluida de gasa. Mis accesorios discretos y llevo el cabello suelto, A crecido de nuevo, por unos años lo lleve al hombro, pero ahora me llega a media espalda; ya no uso anteojos, me sometí a una operación láser, pero acostumbro a usar unos con protección para usar monitores o tv. Los usé tantos años, que protegeré mi vista todo lo que pueda, para no tener que depender de ellos de nuevo.

A las 7 en punto suena el timbre y bajo apresurada, me espera una camioneta negra y un hombre mayor de traje gris, que educadamente me da los buenos días, y pregunta:

-¿Señorita Logan?

-Carmen Logan, mucho gusto y buenos días.

-Mi nombre es Thomas, seré su chofer el día de hoy. Me abre la puerta y subo rápidamente. A pesar de ser una ciudad grande, Thomas es un conductor muy hábil y más pronto de lo que esperaba llegamos al edificio.

-Que tenga buen día señorita.

-Buen día Thomas y muchas gracias.

Me pregunto si es normal que se tomen estas molestias con los empleados, o es por ser el primer día, que es lo más probable a mi parecer, como una especie de bienvenida, supongo.

Entro al edificio y me encuentro con la rubia petulante, que me mira de pies a cabeza, y ahora si puedo asegurar que su mirada no es para nada amistosa, mas bien me ve con odio puro.

-Sígueme. Me índica.

Entramos al ascensor y ella pulsa al piso 24. Subimos en silencio los primeros pisos, y de pronto se voltea y me encara, se ve bastante molesta, estoy confusa, ¿que es lo que le pasa a esta loca?

-Tú quién eres para que te hallan dado el puesto sobre mi, que tengo mucho tiempo aquí, más aún, que te hallan solicitado explícitamente.

-No tenía conocimiento que me hallan solicitado, ni porqué, a mi solo me hablaron después de venir a la entrevista.

-No te creo, ¿que favor te debían ?, yo no me trago tu carita de mosca muerta.

Me molestó bastante su ataque, porqué me hablaba así, porque le molestaba que me dieran el puesto que, talvés la despidieron y ocuparé su lugar, tenía entendido que la cambiaban de place nada mas.

-Mira no se porque me hablas en ese tono, pero será mejor que te calmes, no quiero problemas, pero tampoco toleraré que me sigas gritando sin motivo.

La chica estaba a punto de contestarme, pero la puerta del ascensor se abrió y subieron dos hombres que bajaron un piso antes que nosotras. Lo que no dio tiempo de que me siguiera molestando.

Al llegar a la planta, me sorprendió lo elegante del lugar, piso brillante, todo en tonos oscuros, en la entrada una sala de espera con sillones de piel, un par de mesitas modernas, y cuadros decorativos, daba lugar a dos puertas de madera oscura. Entramos a la de la derecha, ahí había un escritorio, un sofá parecido al de la entrada y mas puertas pequeñas de madera, de frente una pared y puerta de cristal, que en ese momento tenía las persianas abajo.

Nos recibió una señora de cara amable, que nos dio los buenos días.

-Gracias Nicole. Así que ese era el nombre de la enojona, la aludida dio la vuelta y salió hacia el ascensor, parecía que echaba chispas, me alegré de librarme de ella.

-Mucho gusto en conocerte, soy Ana la asistente de salida, estaré preparándote por unos días para que te adapte más rápidamente al funcionamiento de todo por aquí. Me dijo sonriendo.

-Hola soy Carmen, por fin una cara amable le dije devolviendo la sonrisa de buena gana.

-No le hagas caso a Nicole, esta furiosa porque obtuviste el puesto que ella ya daba por hecho, desde que supo por su amiguita Yina que yo me retiraba, se arrastró como la culebra que es tratando de quedarse con el. Nunca le ha importado disimular que esta loquita por el ingeniero, y ser su asistente siempre ha sido su sueño. La verdad me alegré mucho cuando supe que han elegido a alguien más, y no me malinterpretes, no soy mala persona, pero esa oxigenada me ha molestado desde que llegó.

Sus palabras me dejaron muy confundida, pero ella hablaba sin para, y no alcanzaba a comentar nada.

-Bien, te hablaré un poco de mí para empezar dijo mientras se dirigía al escritorio, soy la asistente de presidencia desde que el anterior dueño tenía el puesto; cuando el señor Williams dejó a su sustituto me quedé aún aquí, pero ya tengo muchos años en esto, y necesito retirarme y descansar.

Me quedé petrificada. Y cuando por fin pude hablar, no pude disimular mi sorpresa.

-¿Asistente?

-Si, asistente me respondió.

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