Capitulo 23:No quiero que pares

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-Pdv Adam-

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-Pdv Adam-

La tarde paso muy lento, parecía que el mundo conspirara en mi contra surgieron muchas cosas que evitaron terminar temprano como quería, ya era de noche cuando pude salir del edificio, y finalmente conducir a casa.

Al llegar trato de no hacer ruido, todos deben estar dormidos. En la sala una lámpara está encendida y al acercarme veo a Carmen profundamente dormida con un libro en el pecho, con cuidado, me siento en el sillón en el espacio que sus piernas dobladas me lo permiten, se ve hermosa, con un ligero rubor en sus mejillas, probablemente estuvo al sol durante la tarde, acomodo un mechón de cabello que se escapó de su trenza detrás de su oreja, retiro el libro colocándolo en la mesa y acaricio su mejilla, me siente, porque abre despacio los ojos.

-Adam, lo siento me quede dormida, es muy tarde?

-Si, yo lo siento. No pude venirme antes, surgieron algunos problemas, suspiro cansado , como siguió papá?

-Muy bien, no se queja para nada, está feliz descansando y viendo las series de criminología y el futbol, ​​pero sospecho que no durará, no podrá estarse quieto mucho tiempo, tarde o temprano extrañará su garaje lleno de herramientas.

-Ya pensé en eso, ya tengo un plan.

-¿Qué plan?

-Bueno el garaje está equipado con todo lo que pueda necesitar para armar y desarmar su auto como quiera.

-¿Tú también lo haces?

-No como el, pero en realidad lo hice porque pensé que le gustaría a él.

-¿Como el invernadero a tu madre?

-Algo así. Ella me sonríe, con una de esas sonrisas que arrugan sus ojos y su nariz. Y estoy a punto de besarla pero me gana, dándome un casto beso, y me acaricia el cabello.

-Están tan felices que las palabras no son suficientes para poder expresártelo, tu mama cantaba mientras cocinaba hoy, lamentándose que no pudieras comer con nosotros. Recorrimos el jardín un buen rato, lloro un poco al ver esa sección cerca de la fuente, donde están los lirios que tanto le gustan.

-Voy a recompensarlos por mi ingratitud, ya verás. Pero vamos a dormir.

-Me parece bien, dice bostezando. ¿Dónde voy a dormir?

-¿Dónde vas a dormir? ¿No dormirás conmigo?

-¿Quieres que lo haga?

-Pues si, pero si quieres dormir sola, lo entiendo . Le digo y dentro de mi ruego, porque no me diga que eso es lo que quiere, porque todo el camino pensé en llegar y meterme bajo las sabanas de la cama donde ella estuviera y abrazarla como anoche.

-Prefiero dormir contigo.

-Me alegro, vamos . La conduzco por las escaleras a mi habitación. Ya en ella me quito el saco y los zapatos.

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