Divorciada, escapando, llego a Nueva York con la firme desicion de salir adelante, demostrarme a mi misma que puedo con todo. El destino me tiene preparado un reencuentro inesperado con un amor que creía olvidado. Aunque mi pasado me persiga no me d...
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Nota: Hola bienvenidos a esta historia, que nació de ideas que hacia mucho rondaban mi cabeza y de experiencias personales, que adapte a Adam que es mi actor favorito desde que lo conocí en Star Wars: The Force Awakens, no es Reylo he leído tantas historias reylo que no creí poder hacerles justicia. La escribí mezclándolo a el, con una historia que empece a mano en libretas hace tiempo, espero me den la oportunidad de leerla, buen día.
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Me despierto temprano con el sonido fastidioso del despertador, miro por la ventana sin levantarme, sera otro de esos días ventosos que esta semana nos ha regalado. Sin mucho ánimo me baño, seco mi cabello y empiezo de nuevo con las dudas de como arreglarme para dar una buena impresión en la entrevista de trabajo a la que me dirijo, pero con la autoestima que tengo en estos tiempos, es complicado. Termino como siempre: maquillaje sencillo apenas para tapar las ojeras que no me abandonan de un tiempo acá. Me pongo falda lápiz que me queda un poco más justa de lo que me gustaría, por ser un regalo de mi amiga Rose, que es un poco menos ancha de las caderas que yo. Sorprendentemente y después de ser un palo sin curvas, ni gracia por toda mi vida, desde hacia unos tres años mi metabolismo, mi vida,
Comviné la falda con una blusa azul oscuro, de botones, manga larga y un lazo en el pecho. Deje mi cabello suelto y unos zapatos de tacón sencillos. Y salgo decidida a intentarlo de nuevo a mis 27 años, divorciada, sin familia, viviendo con mi amiga Rose que me ayudó a escapar del acoso de mi ex marido controlador y abusivo, desde Los Angeles hasta Nueva York, esperando que al cruzar el país , me ayude a empezar de nuevo.
Tomo mi abrigo y salgo apresurada no quiero llegar tarde, con esta llevo ya 5 entrevistas infructuosas, lo cual me esperaba, no tengo mucha experiencia laboral que me ayude, al terminar la universidad me casé y me mude a Los Angeles con Paul, con mil y un pretextos evitó que trabajara y yo estúpidamente me deje controlar, obligándome a mi misma a creer que de verdad era porque el quería ser el proveedor y que yo me dedicara a formar un hogar agradable, el primer año. Después sobrevino la enfermedad de mi madre y me dedique por completo a cuidarla y encargarme del negocio familiar.
Llego al lugar de la entrevista, un edificio enorme, al entrar se ve la elegancia por todos lados. En la recepción esta una chica alta, rubia, con un vestido al que no le cabe un alfiler de lo entallado que le queda, debo aceptarlo tiene buena figura, pero se nota que es insufrible por la manera en que me escanea de pies a cabeza , y tuerce la boca pintada de un rojo escandaloso. Me guía al área de la entrevista sin contestar mi saludo de buenos días, decido que no me afectará y que tal vez es solo que le pone de mal humor, recibir a las candidatas a ocupar el puesto que tiene actualmente, recepcionista. Así es como debo comenzar y estoy decidida a lograrlo.
La señora de recursos humanos que me recibe, debo decir, no es tan antipática, pero tiene una cara que no expresa ningún sentimiento, como una fotografía seria. Destaca mi poca experiencia a años de terminar mi carrera, no me iba a poner a explicarle el porque, ni me lo preguntó. Se limito a entrevistarme, tomar mis documentos y despacharme.
Al salir miro a la rubia cuchicheando con otra chica, con apariencia de secretaria, al verme se ríen descaradamente, señalándome como un par de adolescentes inmaduras. Salgo lo mas rápido que puedo, sin prestar atención furiosa por lo ocurrido.
Con tantas ganas de desaparecer del lugar que no me fijo y pego de frente con lo que parece una dura pared, reboto por inercia y noto que me sujetan del brazo, salvándome de trastabillar y caer de lleno sobre mi trasero.
Aliviada de no haber caído y avergonzada por el accidente, veo a mi salvador, un hombre de pecho amplio, en un traje azul marino, camisa blanca, y corbata azul, tengo que levantar la vista para ver la cara del hombre, que debe medir casi dos metros de altura y me llevo la sorpresa de mi vida.
Debo parecer una tonta, con la boca abierta y los ojos como platos, al ver esos ojos cafés, que en la luz lucen ámbar con destellos entre oscuros y dorados, piel muy blanca, nariz grande y elegante, labios carnosos y lunares decorando toda su cara, enmarcada por hermoso cabello negro que rosa sus hombros.
"Adam"
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