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Sonó la alarma de mi celular. Eran las 07:00hs por la mañana. Era temprano y hoy no íbamos al colegio, pero hoy era mi turno de hacer el desayuno. Como anteriormente mencioné, nosotras nos turnábamos para hacer el desayuno día a día. Así que me desperté media hora antes de lo usual para ir a comprar lo necesario ya que estábamos escasas de comida en nuestro refrigerador. Caminé hasta mi armario y me puse lo primero que encontré. Si queria, después podía volver a cambiarme. Agarré unos leggins negros y unas plataformas rosadas de Jeffrey Campbell, y entre mis crop tops favoritos tomé aquel que tenía tachas en los hombros y era de color blanco. Ya teniendo la ropa puesta y el pijama estando en el piso, cepillé mi pelo y me hice una coleta alta.
Una vez lista y con las llaves en mi mano, salí de mi cuarto y me metí en el elevador del edificio del campus.
Era temprano, pero aún así había gente deambulando por allí.
Caminé un par de cuadras hasta llegar a un pequeño almacén. Entré y comencé a mirar los pequeños aparadores y góndolas buscando y agarrando solo lo que necesitaba; frutas, tostadas francesas, etc.
Una vez que ya me había decidido con todo, fui hasta la caja registradora y deposité la clásica cesta sobre aquella. El cajero comenzó a sacar los productos de aquella y los pasó por el escaner mientras divisaba el precio de cada uno de ellos. Mientras tanto tomé mi billetera para ya ir sacando el dinero con el que debía pagar, pero al levantar la cabeza y ladearla a un costado pude ver a una persona con poca cantidad de rulos a pocos metros de aquí.
Pagué lo que debía y salí del almacén con mi bolsa en la mano caminando a paso apurado para llegar a donde estaba él.
Me detuve cuándo de cerca vi que estaba hablando con una persona. Era un hombre de apariencia grande, unos... 45 años le daba yo. Sí, parecía de esa edad. Llevaba traje y su peinado era un poco chistoso por la exagerada cantidad de loción que llevaba en él. Le entregó un pequeño sobre beige mientras le daba un mirada fija que insinuaba ser un sermón. Me preguntaba quién era ese señor.
No habían pasado menos de unos segundos que este se despidió y se fue de allí dejándolo a Harry solo en la acera de la vereda.
Aprovechando aquello seguí caminando hacía él.
- Hola madrugador. - Dije una vez ya cerca de él con una sonrisa en mi rostro. "Hola" respondió él levantando su vista hacía mí y dejando de ver el sobre que sostenía en sus manos. Me preguntaba que había en ese sobre también. Él notó que no dejaba de verlo. - No quiero sonar entrometida, pero ¿él era tu padr... - Antes de que me dejara formular mi pregunta él en alerta habló.
- No. - Sonrió mirando el sobre. - Él era... - divagó. - ...mi medico. - Respondió. - Bah... - cambió la mirada de su rostro como si hubiera dicho algo incorrecto. - El medico de mi padre. Vino a entregarme unos resultados de unos análisis que él se había hecho hace un tiempo y... bueno, mi padre siempre esta ocupado entonces me los entregó a mí. - Volvió a sonreír pero esta vez con expresión de satisfacción.
Asentí con mi cabeza como si le hubiera prestado toda la atención del mundo y reí en mi mente. Se veía tan desorientado. No creía mucho en lo que me había dicho, pero qué importaba, eso no era lo que realmente necesitaba saber.
- Ah. - Esta vez yo divagué. - Y... - comencé con lo que de verdad me interesaba. - ¿vendrás a la fiesta de Donovan esta noche? Él me dijo que te invitó. -
- Donovan. ¿El del cabello lacio y marrón? - Preguntó seguramente ya sabiendo la respuesta. Reí.
- Sí. Ese mismo de los ojos celestes. - No sabía que los hombres también podían ser tan observadores.
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Muy Encubierto |Harry Styles & Tú|
FanfikceEl colegio puede convertirse en el lugar más peligroso.