Al acecho.

4 2 0
                                    

Larry se dirigía al hostal pero decidió pasar por los pub y las gasolineras a mirar. Vio a varios individuos generalmente jóvenes en la puerta, le entraron ganas de entrar a tomar unas copas, pero en ese momento le pasó por el lado un coche de policía.
Temeroso se fue inmediatamente a dormir, una vez en la habitación empezó a dar vueltas, sin poder pegar ojo. Se levantó varias veces a mirar por la ventana, en el lugar de estacionamiento apenas había tres coches, además de su camión. En ese instante vio cómo llegaba un camión y se dio cuenta que pertenecía a su compañero Paul.

–Genial lo que me faltaba –dijo dando una patada a la cómoda, luego gimió de dolor por el golpe que había recibido su dedo meñique.

Se metió en la cama sin hacer ruido, no sabía si le darían la habitación de al lado. Era posible de que si Paul escuchase un ruido iría a su habitación a molestarlo, esa idea le causó repugnancia y se quedó en silencio escuchando los ruidos de la noche.
Cinco minutos más tarde oyó  cómo se cerraba una puerta, no le pareció la contigua, sino que escuchó el ruido de más lejos, y solo así se quedó relajado y dormido.
A la mañana siguiente salió de la habitación haciendo el menor ruido posible, cerró de manera silenciosa y bajó a recepción rápidamente mirando siempre detrás de él, pero conforme bajaba vio que estaba allí antes que él, parado en el mostrador, charlando plácidamente con la recepcionista.

–¡Hombre Larry, que gusto ver una cara conocida por aquí!, anoche vi tu camión y me pregunté si estarías despierto –dijo con gran sonrisa fingida.
–Si es un gusto, ya me iba –dijo entregando la llave.
–¿Dónde vas con tanta prisa, ni que te estuvieran persiguiendo?, vamos a desayunar te invito –dijo de manera insistente.
–Te lo agradezco pero tengo que llegar temprano le prometí a Linda que iría con ella al médico.
–Ahh, lo siento se me olvidó, ¿cómo sigue?.
–Bien, es solo rutinario ya sabes –dijo contento de haberse podido librar de él.
–Nos vemos –dijo Larry despidiéndose.
–Cuidado en la carretera –dijo éste observándolo al salir.

En el camino no hubo ningún control policial y llegó a casa antes de lo previsto. Aparcó el camión en la nave y se fue con Ralf que estaba allí, a tomar unos refrescos.

–Hoy me he encontrado a Paul en el hostal –contó Larry a su amigo.
–¿Te dijo algo?.
–Que me tomara algo con él ,le he dicho que quería irme pronto a casa –contestó éste sonriente.
–¡Menudo plasta!.
–No te puedes hacer una idea.
–Me ha dicho Claire que Linda le contó el otro día, que te robaron la cartera, que fastidio, estaréis pasando apuros –afirmó el amigo preocupado.
–No te preocupes, Ralf, la hermana de Linda nos prestó dinero, ya sabes su marido está forrado y le sobra –dijo pagando la cuenta.
–Ni hablar, yo pago –dijo Ralf poniendo otro billete encima de la mesa.
–Te he dicho que estamos bien, la próxima te dejo pagar –contestó y le devolvió el billete.

LA CARRETERADonde viven las historias. Descúbrelo ahora