LA CARRETERA

El desconocido.

—Papá ven te quiero presentar a un amigo —dijo Tiffany tomándolo del brazo.

Al llegar al jardín, Larry saludó a Ralf y su esposa, a su cuñada Rachel, su marido e hijos, hasta llegar a un chico rubio, de ojos oscuros, que lo miraba alegremente y a la vez tímido.

—El es David Johnson, está en mi clase —dijo la joven.
—Hola señor Scott, me alegro de conocerlo — contestó el chico, alzando la mano.
—Hola, llámame Larry, encantado de conocerte —¿vives por aquí, conozco a tus padres? — preguntó.
—Lo dudo papá, acaba de mudarse, vivía en Samons donde secuestraron a una chica, que aún sigue desaparecida.

El semblante de Larry cambió y empezó a sentirse incómodo, hasta comenzó a caerle mal aquel chico, por estropearle el día, se excusó de ayudar a Linda y se metió en la cocina a beber un poco de agua.

—Larry te estamos esperando —se escuchó la voz de Linda desde el jardín, Ralf había ido a la cocina a coger una cerveza y vio a su amigo, pálido y hablando solo.
—Larry, ¿te encuentras bien?, linda te está llamando.
—Si, creo que es la calor, que me ha dado corriendo,—dijo echándose agua en la cara.
—Voy enseguida —dijo intentando tranquilizarse.

La fiesta transcurrió muy bien, Larry y Linda estaban despidiéndose de sus amigos y familiares. En el jardín aún quedaban los amigos de Tiffany, y se escuchaba el ruido de la música, el matrimonio se fue a la cama, conscientes de que no podrían dormir.

—Creo que ese chico está saliendo con Tiffany, ¿qué te ha parecido? —preguntó acurrucándose en sus brazos.
—Solo me lo ha presentado, apenas he tenido tiempo de hablar con él —dijo sin ninguna intención de seguir con el tema.
—Por lo visto su padre es policía, a mi me ha parecido muy majo —contó en voz baja, como si el chico la pudiese escuchar.
—Voy a intentar dormir, mañana tengo que trabajar —dijo dándole la espalda a su esposa.

Linda apagó la luz, a oscuras y con los ojos abiertos se quedó escuchando el jaleo procedente de la fiesta, hasta que el sueño le hizo rendirse.
Larry se despertó varias veces en la noche, gritando, cuando sonó el despertador estaba sudando, y aún tenía la sensación de aquellas terribles pesadillas. Se tomó un tiempo tumbado, diciéndose así mismo que solo había sido un sueño, luego le revoloteó por la cabeza, la idea de que no vería a Sara durante dos días y se le había olvidado pedirle el teléfono, así que se asomó al cuarto de Tiffany que roncaba, miró en su escritorio, pero no veía ninguna agenda, abrió algunas libretas pero no encontró nada, la chica por el ruido cambio de postura, este se asustó y salió del cuarto, esperó unos segundos y volvió a entrar, abrió el primer cajón de la cómoda y encontró un diario y varias agendas, buscó la ese, y el número de Sara se encontraba el primero, intentó ponerlo todo como estaba y se marchó sin hacer ruido.